Diario de León
Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

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MARRUECOS ACEPTA, al menos así lo ha prometido, la devolución de inmigrantes desde Ceuta y Melilla. Hasta ahora no se admitían esos rechazos de los sin papeles, ni siquiera envueltos en celofán, ya que no existen convenios de repatriación con los países de origen de los subsaharianos. ¿Cómo van a existir, si no tienen patria? ¡Ah, la patria! Santa palabra si no fuera tan profanada. «Dondequiera que se está bien, allí está la patria», dijo Cicerón, y los subsaharianos están mejor en cualquier parte que en el sitio donde nacieron. El Gobierno, así lo ha prometido, al menos, va a tomar medidas excepcionales para que no se sigan colando aquí, a ver si pueden comer algo. ¿Cuántas veces se toman medidas excepcionales? Entre nosotros lo excepcional es que se cumpla cualquier medida. No se conseguirá nada. Además, cuando se construya la tercera valla ya habrán pasado todos. ¡Vaya por Dios! Ellos tienen la plusmarca de esa nueva modalidad olímpica y nosotros vamos a tener el record de la devolución inmediata. Existe en el entendimiento general de la ciudadanía la errónea creencia de que todos los problemas tienen solución. A lo más que se puede aspirar en la mayoría de los casos es sencillamente a conllevarlos. El mundo no es que esté bien o mal hecho, sino que realmente está todavía sin hacer. Se advierten las prisas que se tomó su presunto Hacedor, que en vez de una semana debió tomarse al menos un trimestre, para revisar el control de calidad. Las sucesivas avalanchas de hambrientos tienen muy bien estudiada la proporción: de cada quinientos inmigrantes que intentan saltar la valla con alambres de espino, llegan unos setenta. Luego corren, con todas las fuerzas que les quedan, ensangrentados y hambrientos. No saben a dónde van, pero saben que están al otro lado. En un sitio donde les han dicho que, además de hacer ejercicio físico, como el que hacen cada día durante semanas para llegar desde sus lugares de origen, se puede hacer la digestión, que es lo que no hacían allí donde Dios los puso en este mundo.

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