EN BLANCO
Superagente
LA DORADA patina del tiempo nos hace magnificar, quizá exageradamente, la cartera de logros del pasado, esos años perdidos que alcanzaron su momento de particular esplendor en la década de los 60. Aquella época del desarrollismo, de los Sseat 600 y de los primeros turistas que dieron cierto barniz de modernidad a un país que intentaba dejar atrás la mísera posguerra. La naciente televisión también jugó su papel en el paso adelante emprendido por España, funcionando a modo de correa de transmisión para otros modos y modas que eran reflejo de los tiempos venideros. Uno de los personajes de la llamada despectivamente «caja tonta» era Maxwell Smart, o para entendernos mejor el Superagente 86. Un campeón de la causa americana creado a modo de caricatura de espías de tan altos vuelos como James Bond, el 007 que tenía licencia para matar. Pues bien, el actor Don Adams se nos ha muerto a los 82 años de edad, dejando para el recuerdo un ente de divertida ficción que, equipado con su zapatófono, luchaba a brazo partido, capítulo tras capítulo, contra la perversa organización de Kaos. En su cruzada moral entraba, como la humedad, en todas partes, demostrando que la vida es al fin y al cabo para los valientes. En definitiva, una entrañable excentricidad de la naturaleza imaginada por Mel Brooks, que se atrevió a crear un show protagonizado, como él mismo afirmaba, por este idiota, un ser a la deriva con pocas ideas y además repetidas. Pero, la verdad, nos gustaban las desternillantes odiseas del Superagente, fetiche en blanco y negro de una época que marcó el despegue social de España.