Cumbre en Salamanca

HOY comienza en Salamanca la Cumbre Iberoamericana, a la que asistirán todos los jefes de Estado y presidentes de Gobierno de los países que componemos la Comunidad. Faltarán, únicamente, los presidentes de las naciones afectadas por el huracán Stan, que ha sepultado bajo el lodo a miles de víctimas. Al cuerpo débil de Salvador, Guatemala y adyacentes, todo son pulgas líquidas. Mientras escribo, confirman que el primer mandatario cubano, Fidel Castro, no asistirá finalmente a esta reunión internacional. Muchos de los mandatarios iberoamericanos no necesitarán guías ni cicerones. Lo saben casi todo de la ciudad charra. Hasta dónde estaban las «lumís», a la sombra de los muros catedralicios, su expulsión de la ciudad por semana santa, y su regreso en el ya institucionalizado «lunes de aguas», tras cruzar el Tormes. Casi todos fueron alumnos de la Universidad salmantina. Cuando hoy se reunan en el Fonseca, cuya restauración, dirigida por un cacabelense, Rafael Carralero, ha sido una obra de arte, no podrán evitar la nostalgia. Lo que sí es seguro es que se han reforzado estas Cumbres con respecto a la época de José María Aznar. El ex-presidente se dedicaba más a trabajar para el amigo del Norte. Es indudable que nos unen a la Comunidad Iberoamericana, en primer lugar, lazos lingüísticos y culturales, pero también económicos. Y deben también reforzarse los lazos políticos. Porque España está obligatoriamente destinada a ser el puente entre Europa e Iberoamérica, y por eso está interesada y obligada a poner el máximo empeño en su reforzamiento. Además, la Cumbre que se inicia hoy en Salamanca vuelve a desvirtuar los argumentos de Castilla y León, cuando pregona que esta Comunidad es postergada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Los hechos son contundentes. Otro motivo de celebración: anteayer se presentó en Madrid la feria del libro infantil y juvenil que, a partir de próximo mes de mayo, se celebrará anualmente en León. Ha sido una iniciativa del Ministerio de Cultura y del cepedano Rogelio Blanco en particular. Esta iniciativa va a contribuir. sin duda, a potenciar el mundo cultural de León, de la industria editorial y, muy especialmente, de nuestra proyección internacional. No debe olvidarse que son los libros infantiles y juveniles los que acumulan mayores tiradas y difusión. Valga, como ejemplo, el éxito sin precedentes y tiradas millonarias de Harry Potter. Son tiradas imposibles de alcanzar por ningún libro para adultos. Ni siquiera por los más celebrados de Gabriel García Márquez. Esta feria nacional del libro infantil y juvenil para León es otro logro que le debemos -¿cuántos van ya, por Dios?- al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Sólo niegan la evidencia los que no quieren ver. La presidencia de ZP, que hoy será anfitrión en la Cumbre Iberoamericana de Salamanca, está resultando para León como el agua de octubre que, por fin, está bendiciendo a nuestros campos. Está cayendo en octubre, pero parece agua de mayo.