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Publicado por
B. CABEZAS GONZÁLEZ-HALLER
León

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¿SÓLO UN día sin coches? Sí alcalde, con los concejales que tienen el poder, tienen sensibilidad y son coherentes con lo que significa espacio urbano de calidad, tendrán que tomar en serio la programación que propusieron con motivo de la «Semana Europea de Movilidad». Recordemos, el programa incluía: 1) Concienciar a los usuarios de coches para que los dejen en casa y, como alternativa, utilizar el transporte público. 2) Proteger y ampliar los espacios verdes. 3) Concienciar a la gente para que utilice la bicicleta. 4) Presentación de los logros en transporte público. 5) Charlas en las calles sobre la contaminación del aire. 6) Por último, «el día sin coche». Procedería felicitar a los ediles, si nos demostraran, todos los días del año, que son sensibles y tienen conciencia de lo que significa espacio urbano en el concepto de calidad de vida y salud de todos los ciudadanos y para el progreso sostenible de la ciudad (el cualitativo, no sólo el cuantitativo). Pero si lo hacen como propaganda, pues habrá que acusarles de convertir lo importante en espectáculo y de gastar el dinero. El uso de la bicicleta. León es una ciudad bastante llana y de distancias aceptables, por su tamaño actual y, por tanto, la bicicleta es un buen medio para la movilidad dentro de la ciudad, y además sirve para mantenerse en forma. Es un medio que se utiliza, masivamente, en Dinamarca, Holanda y en otros países del centro de la Europa más avanzada (al mismo tiempo la bicicleta -también- vale para mantenerse en forma). Pero para invitar a los ciudadanos a que utilicen la bicicleta, y para que la utilicen sin riesgo, primero habrá que marcar los carriles para que circulen. Y en León yo no he visto ni un metro. Los usuarios de la bicicleta no se pueden jugar la vida entre coches, algunos conducidos por salvajes. También se habla en el programa de los logros del transporte público. Para empezar, la mayoría de los autobuses son viejos, ruidosos y contaminan demasiado. No sólo eso, los que utilizamos ese transporte, observamos que hay algunos conductores y conductoras, que tiene excesivo miedo a la empresa o poca inteligencia para realizar una tarea de tanta responsabilidad como ser conductor. La empresa les impone cumplir los horarios de llegada. Y esto les obliga a correr demasiado y, como consecuencia, a frenar bruscamente. Probablemente, el joven ciclista que perdió la vida en Santo Domingo, no fue sólo por su error, sino por exceso de velocidad del autobús. En ese lugar no hay porque atropellar a nadie, si se conduce a la velocidad que procede en esa plaza. El problema: corren, para llegar a la hora; y corren, porque no llegan a la hora. La gente que vivió el accidente en Santo Domingo y verificó que, en el mismo centro de León, tardó la ambulancia más de media hora, se indignó. A muchos nos queda la duda, si esa persona perdió la vida por no tener asistencia sanitaria puntual. Con este accidente hemos descubierto que sólo tenemos una UVI para atender a doscientos mil habitantes. No es aceptable que el consejero de Sanidad trate de justificar el retraso y nos venga hablando de «ratios medios» y nos diga que llegó en el tiempo previsto, que ellos consideran, como media, veinte minutos. ¿Con qué criterio? ¿Lo han estimado así para que haya negocio? Una UVI para doscientos mil personas es insuficiente. Y ya lo hemos comprobado: es probable que haya varios accidentes al mismo tiempo. Los hechos demuestran que en cuestiones sanitarias también son insensibles, porque dan prioridad al negocio. Los juegos que hacen con las obras del hospital, son un ejemplo de falta de sensibilidad. Las reformas decididas, no sólo van a costar, según se ha publicado, tres veces más, sino que hay enfermos que resultan afectados. Esto es muy grave. ¿Siete años de demora en la construcción? ¿Quién nos gobierna? Hay que relacionar las cosas, para analizarlas. Por un lado, desvían más del 38 por ciento del presupuesto de Sanidad a hospitales privados. Por otro, desvían demasiado dinero para la «Cultural». Por otro, la Junta, la Diputación y el Ayuntamiento (ambos forman el Consorcio), con nuestro dinero, subvencionan a Lagun Air (empresa privada) con más de cien millones de pesetas mensuales. Esta no es una opinión, es un hecho. Precisamente, este hecho lo hicieron público algunos socialistas, en el momento de la guerra que inicio el PP y los anteriores propietarios de Lagun Air, contra el PSOE, que se atrevieron a responsabilizar a Zapatero de las causas de la quiebra. En aquel momento dijeron los Socialistas, que Lagun Air había venido a León de la mano del PP para cobrar la subvención de 8.4 millones de euros al año. Y que para eso habían inventado un pliego de condiciones ajustado a los intereses de esa empresa. Lo sorprendente es que, ahora, también los socialistas apoyan la subvención, que viene a ser un regalo, a los nuevos empresarios. Esta ayuda es improcedente, puesto que León tiene a Air Nostrum, que hace vuelos, con todas las garantías, sin subvención, o sea, por el precio del billete, que es lo correcto. Desviar fondos públicos para que una empresa privada haga competencia a otra, va contra todos los principios. Y por si fuera poco, implicaron, como primer accionista, a Caja España. Otra maniobra, para cerrar el círculo. Con cien millones mensuales, se puede complementar un buen servicio de Ambulancias. Hay que tener claro que la sanidad en León tiene demasiadas carencias. Y, ante la falta de sensibilidad política, los ciudadanos somos pasivos -parece que tenemos la inteligencia castrada-, les dejamos hacer lo que quieren. El diseño urbanístico muestra la mentalidad de los gobernantes de cada momento. Amilivia, presume de la transformación de urbanística de la ciudad en los últimos ocho años. Es verdad que ha crecido, pero todos los urbanistas reconocen que ha crecido desordenadamente. Un crecimiento demasiado rápido, motivado y guiado por el negocio, degrada el espacio urbano y como consecuencia la calidad de vida. Sólo en diez años hemos pasado de habitar y disfrutar una ciudad cómoda, limpia, alabada por todos los visitantes, a una ciudad ruidosa, contaminada, con atascos y riesgos de accidentes, que sólo conserva su encanto en la zona peatonal. El próximo año habrá, otra vez, «¡el día sin coches!». Durante el resto del año, habrá coches, atascos y accidentes. Y la UVI seguirá llegando tarde.

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