Escalones

MIENTRAS Zapatero vendía a Néstor Kirchner, presidente de Argentina, vías de ferrocarril de segunda mano, la Reina y las primeras damas, incluida Sonsoles Espinosa, visitaron las joyas de la capital charra. Después de ver pasar la ágil figura de la vicepresidenta del Gobierno, Mª Teresa Fernández de la Vega, en los preparativos de la cumbre iberoamericana, a su regreso de Ceuta y Melilla, con la crisis migratoria colgando de sus carpetas, llama la atención ver al cuadro femenino tan definido y concentrado en labores de consortío y contemplación cultural. ¿Qué cosa mejor se puede hacer en Salamanca que deleitarse en la belleza de sus piedras y claustros? Su programa y su papel serán más o menos cuestionables, pero de lo que no cabe duda es de que no contaron con un cicerone de su altura. «Lo siento, señoras, pero el orden natural se restablece y el arquero acaba venciendo al del mazo, y el hombre acaba sometiendo a la mujer». Enrique Battaner, rector de la Universidad de Salamanca, lanzó la gracia cuando ascendían por la «escalera del conocimiento», apuntando en los bajorrelieves a un hombre armado de un mazo que sometía a otro con un arco y una mujer sentada sobre un hombre. Respondieron un murmullo y alabanzas a la primera licenciada de la Universidad, cuyo título data de 1880. Las mujeres llegamos muy tarde a casi todo, desde luego, y casi nunca sin esfuerzo; hay zopencos con historia y hasta prehistoria universitaria en sus talones que creen que ser políticamente incorrecto, con las gracias rancias de toda la vida, es signo de creatividad.