Diario de León

LA VELETA

Fragilidad ideológica

Publicado por
ANTONIO CASADO
León

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UN DÍA se le ocurrió relativizar el concepto de «nación» pero su base argumental apenas fue más allá de negarle caracter jurídico. Otra vez insinuó que el Gobierno trataría con ETA si se le presentaba la oportunidad y, claro, los terroristas se crecieron después de verle las cartas. A Maragall le dijo que apoyaría el proyecto de Estatuto que enviase a Madrid, sin dedicar un turno a explicar las condiciones que deberían darse para cumplir el compromiso. Cuando un par de años después se esmeró en recordar las líneas rojas de una reforma estatutaria, el escándalo ya era considerable y difícil de reconducir. Lo último es que Rodríguez Zapatero se califique de «rojo» y «feminista», mientras renueva su fe en la «utopía» como «motor de los cambios en el mundo». Sus enemigos, que son muchos y están en plena campaña, a la espera de que se rompa España para tener razón en su ofensiva («Ha puesto a Cataluña al borde de la secesión»), nos advierten del peligro que corremos en manos de un presidente tan «rojo» y tan «radical». Exageran. Le dan demasiada importancia a estas proclamas de Zapatero. Para empezar, se formulan en la revista Marie Claire , que no es una tribuna del pensamiento político. Dicho sea con todos los respetos a esa dignísima publicación, lo que no impide alertar sobre la sospechosa levedad de unas ideas difundidas como reclamos publicitarios en papel couché. No es radicalismo sino frivolidad o desnutrición ideológica hablar a estas alturas del partido en nombre de, por ejemplo, «la causa de los dominados», sin su correspondiente anclaje ideológico: ¿la II Internacional?, ¿el Manifiesto Comunista?, ¿el Evangelio de Cristo?, ¿la Declaración de los Derechos Humanos?... No se sabe. Aparte de un mal traído salto entre la ilusiones malogradas de la Segunda República y su improbable hoja de ruta como presidente del Gobierno, lo único que servidor detecta en este tipo de confesiones de Zapatero es su alarmante fragilidad ideológica. Sin embargo, sirven esas declaraciones para oxigenar a sus adversarios, que le presentan como un rojo peligroso, amigo de separatistas, por cierto, que se ha propuesto romper España y dinamitar la Constitución, mientras él juega a ser apóstol del feminismo, redentor de homosexuales y puente entre dos civilizaciones. Quienes esperan su ruina política están encantados con esta munición que él mismo les regala. Los que deseamos que acierte, simplemente lamentamos que su fragilidad ideológica le haya convertido en el pim, pam, pum de propios y extraños.

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