Justicia sin exclusiones

MIENTRAS que Artur Mas pedía a Maragall que convocase elecciones adelantadas en Cataluña y mientras que en la Cámara Alta algunos senadores del PP mandaban callar a Zapatero y otros le interrumpían constantemente, el juez Pedraz emitía la buena noticia de ordenar la búsqueda, detención y puesta a disposición de la Justicia de los tres militares norteamericanos presuntamente responsables del asesinato del compañero José Couso hace dos años y medio en Bagdad. Y al mismo tiempo comenzaba en Irak el primer juicio contra Sadam Huseín. Está bien que se intente que todos los presuntos culpables de asesinatos y de crímenes contra la humanidad paguen por sus culpas. Lo mismo da que sean esos tres militares USA o el ex dictador iraquí, pero no parece justo que se excluya a otros presuntos culpables de cosas parecidas, cualquiera que sea su posición en el tablero de los poderes. Hace unos días, eran setenta los iraquíes que morían bajo los bombardeos norteamericanos, la mitad población civil. No creo que la justicia tenga dos caras, en función del poder o del no poder de unos y de otros: eso sería la más vergonzosa negación de la propia justicia. Por otro lado, repito que está muy bien que Sadam rinda cuentas, pero tiene razón Amnistía Internacional, cuando expresaba su preocupación por el hecho de que no se celebren esos juicios con todas las garantías exigibles en este estadio de la civilización. Dice que mejor sería que el tribunal juzgador fuese internacional y que cupiese recurso ante un tribunal superior, además de pronunciarse en contra de la pena de muerte.