EL BALCÓN DEL PUEBLO
Noticias de alivio
EL CORREGIDOR de León, Mario Amilivia, ha reiterado que el Ayuntamiento está dispuesto a quedarse con el Teatro Emperador. No desea que se pierda este edificio emblemático para la ciudad. Y, además, aspira a que siga exhibiendo más actividades de las que tiene actualmente. Está llamado en el futuro no sólo a proyectar, como estos días, «Torrente 3: El protector», de Santiago Segura. Una película cutre y bufa en la que se consagra Tony Leblanc como actor. El Teatro Emperador está indisociablemente unido a la cultura leonesa. Porque el espectáculo también es cultura. Está acertado Mario Amilivia en su decisión de salvaguardar el edificio. Y también acierta al pedir que una empresa independiente tase la valoración, así como en encontrar la fórmula para su adquisición. Ha olvidado aquella otra anterior imposible. Consistía en permutar el Teatro por el solar de Santa Nonia. Algo así como darle el timo a la Diputación y al patrimonio provincial. No es lo mismo que hayan i do cerrando cines como los de Ventas, Crucero, Lemi, Avenida, Azul, Condado o los Kubrick, que eche el cerrojazo el Teatro Emperador. Es un símbolo de la ciudad en el último medio siglo. La actividad del Emperador es absolutamente complementaria con la que programe el novísimo Auditorio Ciudad de León. Pero voy a cambiar de tercio. Dejo la púrpura del teatro, el cine, la danza, lo sinfónico y la zarzuela, para profundizar en la aridez negra y rocosa que preocupa -y de qué manera- a la provincia leonesa. Hay otra aridez blanca, el azúcar, o mejor dicho, el cultivo de la remolacha, que también nos mantiene en vilo. El Ministerio de Industria ha hecho pública la lista de las más de veinte centrales térmicas de carbón y fuel-oil que van a cerrar en los próximos tiempos. Exactamente antes de 2008. Hemos respirado con alivio. Entre ellas no figura ninguna de las instaladas en León. Tampoco la de Guardo, en Palencia. Una noticia de enorme transcendencia que, incomprensiblemente, no ha tenido la suficiente repercusión. Y eso que ha llegado en medio de la negociación del Plan del Carbón. Quizá el vocerío de las manifestaciones anticipadas evitó los ecos. Unos ecos que se me antojan como muy positivos, en tanto que los movimientos de protesta se caen por su propio peso. Vayamos al meollo de la cuestión: Ahora que ya sabemos que el Gobierno no tiene previsto ni programado el cierre de ninguna central térmica leonesa, y tampoco la de Guardo, sólo queda dar un paso al frente: Que las empresas propietarias de esas centrales -Endesa, Unión Fenosa e Iberdrola- diseñen las inversiones en los sistemas anticontaminantes. Sólo así las empresas mineras tendrán la completa seguridad de que seguirán existiendo compradores para el carbón. Esto es más decisivo que la batalla sorduna que libran, con opa hostil por medio, Gas Natural y Endesa. El futuro de Endesa sí importa, y mucho, a los leoneses, aunque diga el senador socialista Antonio Canedo que a él, «tres pepinos», en un alarde de insensatez impropia de un cargo público.