Principería de Asturias

LOS VECINOS de arriba sí que saben. Aquí nos cierran las minas y nos montan por Cistierna un criadero de jatos a base de aceites industriales usados que funciona el tiempo justo para cobrar las subvenciones multimillonarias del plan del carbón. En Asturias no. Allí Hunosa no acaba de cerrar y pese a que es una hemorragia de dinero público aún sigue empleando a 4.000 mineros, tantos como en toda la provincia de León. Y en cuanto a los criaderos, por allá no son de ternera roxa, sino de princesas, y además con mucha demanda, porque después de copar con Letizia el mercado nacional, ahora se lanzan a exportar a la hermana pequeña, Telma, que según la prensa rosa alemana (suena contradictorio, ¿verdad? rosa y alemana en la misma frase) le ha hecho tilín a Alberto de Mónaco, ya saben, el príncipe del hijo negro que le da miedo la inseguridad de Madrid y reina en un país más pequeño que la finca de la Cenia. Lo de Asturias sí que es diversificar producciones. Han pasado del queso de afuegalpitu a las reinas y los campeones del mundo de Fórmula 1. Por aquí, salvando a los Café Quijano y a un ramillete de novelistas de prestigio, lo más que exportamos son políticos, como Zapatero y el ministro Alonso. Pero claro, luego nos quedamos para nosotros con lo que queda. El PSOE repescó como diputado al veterano Agustín Turiel y el PP sigue con Morano, que vuelve por León siempre que hay elecciones o se reparten medallas, y con un tal Baudilio, amigo de Aznar y residente en Madrid. Así no hay forma de que León salga en el Hola .