Deudas e insomnio

NO PODER pagar lo que se debe está íntimamente relacionado con no poder dormir. Por más vueltas que le demos, cuando no se dispone de dinero, más vueltas se dan en la cama. Por fortuna no a todo el mundo le ocurre eso: sólo a las personas decentes. Oscar Wilde, que murió por encima de sus posibilidades, decía que el dinero sólo interesa a las gentes que piensan pagar sus deudas. En España hemos batido nuestra propia plusmarca en la olimpiada de las trampas, pero los Presupuestos del Estado para 2006 salvaron su primer trámite, con mayor holgura incluso que los del año anterior. Las enmiendas no sólo fueron derrotadas, sino que huyeron campo a través. Debemos aprender de nuestros políticos. Si bien no son capaces de lograr una razonable conciliación de la vida española, ellos no sólo concilian el sueño admirablemente todas las noches, sino durante algunos de los debates del Congreso. No deja de ser una demostración de que tienen la conciencia tranquila. ¿Por qué va a desasosegarnos más haber alcanzado nuestro máximo histórico, sumando deudas privadas, que la contabilidad estatal? Mientras nadie desmienta al señor Rubalcaba, cuyo lema es que el que la hace la paga, hay que creer que la herencia de «pufos» con la que se encontró el PSOE asciende a 15.000 millones de euros. El portavoz socialista se entretuvo en desglosarlos: la multa del lino, las falsas ayudas al sector naval, la deuda de Andalucía, el déficit de la tele y el de la Renfe, la sentencia de Estrasburgo sobre el IVA... Tendremos que seguir rezando para que Dios nos perdone nuestras deudas, así como nosotros no le perdonamos una ni a Dios. Y procurando dormir bien. El sueño es vida.