Diario de León
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Es posible que don José Luis Rodríguez Zapatero, de su último viaje a esta región ocultada, país silenciado, y hoy territorio transferido sin franquicia a un ente centralista y ahormador, se llevara reforzado, por San Froilán, el sentimiento leonés, ése que, como a todos, se nos recarga en estas fiestas tan nuestra. El ente autónomo que nos engloba lo sabe, de ahí que, siguiendo con su nada desinteresado intento de regionalizarnos unitariamente, haya declarado ésa fiesta de interés regional. Título dado para «tocar las narices» al pueblo leonés, en un gesto muy alejado en intención de la cuasi foránea costumbre de tocar las bronceadas del Santo. Mucho nos hubiera gustado que presenciara, una vez más, algo siempre nuevo y emotivo, cual es el izado y desfile de los pendones; para que no le pasara desapercibido el esfuerzo de leoneses que no buscan notoriedad, tan sólo conservar una de nuestras señas de identidad, festiva, y sobre todo representativa de lo que fuimos y somos: leoneses. Bien es verdad, señor Presidente, que no vino de fiesta, pero sí fue festejada su estancia entre nosotros, por cuanto, una vez más, trajo bajo el brazo ayudas para salir del marasmo que la inoperancia política de los nuestros en el ente, y el desdén de la Junta, nos ha ido sumiendo en tan bajas cotas de desarrollo. ¡Estamos tan poco acostumbrados a ser protagonistas¿! Mas, es vital que no pase por alto que los leoneses, se ven, ¡nos vemos!, actualmente vapuleados por vientos generados en la insidia de los autonomistas que nos administran, tratando de dirigir nuestros designios, y lo que es peor aún, nuestros sentimientos. Estamos a punto de perder, por insensible mandato político, la propia personalidad colectiva, un verdadero mosaico de peculiaridades, tan laboriosamente elaborada, y que no le es ajena. Confusión, homogeneización y castellanización son las pautas marcadas por aquéllos que se arrogan poder en el ente para casi todo. No le pueden ser desconocidos ésos datos, ni los sucesivos, otra cuestión es que los comparta en su totalidad. Al pueblo leonés, «quijote» donde los haya, su generosa entrega histórica a la patria común lo avala, ni tan siquiera lo relegan al humilde papel de Sancho, ¡no!, van más allá, lo hacen pasear cual figurante, como comparsa del ente que llaman Castilla y León, sin que nadie se atreva a explicarnos quién o qué León es el nominado. Y así, perdidos, huérfanos de nombre y territorio propio, caminamos, aparentemente sumisos, por un hostil paisaje castellano con el que nos quieren identificar. Si Vuesa Merced, tan alto regidor, no lo remedia, ¡así lo harán! Con toda consideración, desde la permisividad respetuosa que me dan los años, y, por supuesto, lo leonés que nos une, me tomo la licencia de dirigirme ahora, a modo de carta abierta y con cazurra familiaridad, al paisano. Gracias por tolerarlo. Permite poner sobre la mesa, sin tremendismos, el tema de la identidad leonesa, que, ocasionalmente, me has escuchado de viva voz, para afirmar: ¡estamos inmersos en e l tramo final de la identidad leonesa! Asfixiada entre las redes tendidas preautonómicamente con alevosía, la pretenden «ajusticiar» en Villalar. Y, tras la segunda reforma estatutaria en ciernes, sin que nos escuchen, más la anunciada nominación de las comunidades en la Constitución, puede pasar a mejor vida. ¿Cómo se puede tolerar que un ente, que se resiste a reconocer su condición de mixto, se permita anular a un pueblo, y esté a punto de conseguirlo? En tu mano está frenarlos. En la mañana de un domingo, en la SER, con gran agrado pude escuchar tu voz diciendo, con pausada naturalidad: ser español y leonés. Leonés, dijiste, y sabiendo que esto brota cuando el sentimiento lo dicta, no podemos menos de valorarlo muy positivamente, y repetirlo de cara al ente que tan mal lo encaja. ¿Cómo podemos permitir, en estos momentos, a quienes nos administran comunitariamente, que respecto a los orígenes de León capital, pretendan, con los Principia, enterrar nuestra historia, no poniendo en valor éstos restos militares romanos? Ya supieron hacer algo parecido en Palat del Rey, por ejemplo. Todo lo pretenden justificar desde la llamada fundación Villalar, donde acuñan la falsa moneda histórica (que de mano en mano va¿). ¡La amenaza del ente hacia lo leonés es palpable! Y lo castellanoleonés nuestra perdición. ¡Nunca un leonés tuvo oportunidad de hacer tanto, en todos los órdenes, por su tierra! Por ello, recuerda: Los leoneses no hemos podido elegir destino autonómico. Y nuestro acomodo como pueblo no puede estar al arbitrio de este falseado ente autónomo. Un ruego y apunte final. Si has pulsado, una vez más, el ambiente popular leonés, cuando, como Presidente del Gobierno, te hayas reincorporado a tan alto compromiso nacional, sin duda tendrás presente, pues no puede ser de otra manera, que, por sentimiento y derecho constitucional, ¡queremos seguir siendo solamente leoneses!

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