LA VELETA
La mejor cara
MODERADOS, políticamente correctos, con «seny»... La realidad es que los tres ponentes que en nombre del Parlamento de Cataluña defendieron el proyecto de Estatuto ante el Congreso de los Diputados bordaron sus intervenciones. Si alguien esperaba ver a José Luis Carod Rovira hecho un energúmeno en la tribuna del Congreso, se equivocó. Si cabe, Carod fue más moderado que la socialista Manuela De Madre y que Artur Mas. Al César lo que es del César, de manera que hay que reconocer que los tres ponentes estuvieron de 10 al defender el Estatuto. Las suyas fueron unas intervenciones políticas inteligentes, medidas y destinadas a despejar las brumas que se ciernen sobre el proyecto estatutario. Si nos atenemos a lo dicho por Carod, Mas y Manuela de Madre, Cataluña está bien con España por más que se sientan «nación». En cuanto a lo de pedir otro sistema de financiación, lo hacen porque Cataluña tiene necesidades urgentes para el bienestar de sus ciudadanos. Así de simple, así de fácil. La verdad es que hay que rendirse ante el talento y la inteligencia, y la puesta en escena de los tres ponentes ante el Congreso de los Diputados estuvo repleta de ambas cualidades, talento e inteligencia. Claro que otra cosa es el fondo de la cuestión. Y el fondo de la cuestión es que, más allá de las palabras tranquilizadoras de Carod, Manuela de Madre y Artur Mas, lo que el Parlamento catalán envía a las Cortes Generales no es un proyecto de reforma de su actual Estatuto, sino una «Constitución catalana» que define no sólo lo que es Cataluña, sino lo que es España, que acaba con la solidaridad entre comunidades, que rompe la seguridad social y la «caja única», y que choca frontalmente con la Constitución española. Incluso los juristas más favorables al Estatuto, no pueden dejar de reconocer que la mayoría de sus artículos son anticonstitucionales. Se puede defender la virtualidad de admitir a trámite o no el proyecto de Estatuto, pero lo que no se puede negar es que éste es anticonstitucional «de la A a la Z», no obstante el discurso moderado de los ponentes. Así las cosas, el debate no ha hecho más que empezar, y más allá de las palabras suaves de unos y de otros, lo cierto es que el proyecto enviado a las Cortes o es profundamente modificado, o de lo contrario se asestará un golpe mortal a la Constitución. Zapatero tiene la última palabra más allá de las palabras pronunciadas ante sus señorías, porque lo que vale, mejor dicho, valdrá, será el resultado final. Por lo pronto, el Parlamento catalán ha presentado la mejor cara del Estatuto y eso es mérito de los tres ponentes.