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Publicado por
JESÚS SALAMANCA ALONSO
León

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ENTRE LAS PROPUESTAS de futuro que deben tener en cuenta todas las comunidades autónomas hay que mencionar las políticas que contribuyan a conseguir la igualdad de oportunidades, la extensión de las tecnologías de la información y de la comunicación, la cooperación entre las administraciones educativas y las entidades locales, y la prestación de cuantos servicios demanda el ámbito rural, contribuyendo a paliar la sensación de abandono. Ahora que tanto se habla de discriminación positiva, todos los ciudadanos -y especialmente los de municipios rurales- tienen derecho a ver satisfechas sus necesidades básicas y, entre ellas, está la educación y formación a lo largo de toda la vida. Es precisa una planificación realista y la adecuada gestión de programas destinados a las personas adultas. En este sentido, Castilla y León carece de unos planteamientos serios ante el sorprendente y reiterado desenfoque de los responsables políticos. No entendemos la falta de perspectivas de futuro en lo que a la educación permanente se refiere. Tal inexistencia de perspectivas no concuerda con el reiterado recordatorio del presidente, Juan Vicente Herrera, a sus altos cargos. El recordatorio venía a decir que también hay vida en el exterior de los despachos y del coche oficial. Pero el negativismo que observamos es creciente en el entorno presidencial, sobre todo desde que se conoció el posible recambio -obligando al Partido Popular a negarlo ante la trascendencia de la noticia en la comunidad y el desasosiego de buena parte de la familia popular-, ante la falta de fluidez y relación con los presidentes de varias provincias de la comunidad. En estos momentos, en Castilla y León existen numerosos temas pendientes de solución en el ámbito de la educación permanente y en muchos otros ámbitos, como veremos. Mal lo tiene el actual presidente si no se asesora de forma realista en temas que se le vienen ocultando por sistema desde muchas de sus direcciones generales. Tristemente, Castilla y León siguen sin definir un modelo de trabajo y eso se aprecia especialmente en direcciones generales de relleno que, en muchos casos, otras comunidades ya han suprimido ante la falta de operatividad en numerosos temas. A esta comunidad postergada y olvidada desde el Gobierno central, solo le hubiera faltado -para completar su inoperancia- haberse negado a que la OCDE evaluara sus escuelas, como han hecho otras, en un intento de demostrar su falsa eficiencia y su nula eficacia. Si comparamos los discursos de investidura celebrados en las diferentes autonomías, comprobamos que todas han dedicado atención y reconocimiento a la educación permanente; pero a nuestro presidente le han distorsionado la realidad sus propios técnicos y sus cargos de confianza al escribirle el discurso. Ha llegado a negar la atención a una variante de nuestro sistema educativo, cada vez más extendida, como es la educación permanente, silenciando y ninguneando el punto primero del programa de su partido. Entre el profesorado hemos oído afirmaciones y comentarios, en reiteradas ocasiones, del estilo de: «N os chulean desde la Junta», «pasan de nosotros», «el sistema funciona por el profesorado, pero no por la gestión de la administración educativa», «estamos entre los peor pagados del Estado», «carecemos de portavoces y sindicalismo eficaz ante la indefensión » ... El actual presidente de Castilla y León sí mencionó el sistema educativo en su discurso de investidura, como lo hizo con el acceso al trabajo, la conciliación de la vida familiar y laboral, el turismo, el comercio, la ley de calidad, la gratuidad de la enseñanza, el plan de modernización de infraestructuras y equipamientos educativos, la incorporación al sistema educativo de los inmigrantes,... En fin, todo un repaso puntual por las necesidades de esta comunidad; pero sobre la educación a lo largo de toda la vida, ni una sola frase, ni un solo proyecto. Nada. El vacío. La tristeza y el abandono. El silencio. Tal aturdimiento y desidia presidencial han hecho que para muchos sectores de la educación se desvaneciera la imagen de Juan Vicente, cayendo en un reiterado descrédito. Un descrédito que se resume con palabras de Khalil Gibran en que «el lobo devora al cordero en la oscuridad de la noche, pero las manchas de sangre subsisten para acusarlo al día siguiente» . Tal máxima del escritor y artista libanés cobra hoy actualidad, en un momento en que Castilla y León parece que se desmantela: se marchan las empresas de la comunidad por falta de una política económica seria y la falta de normativa actualizada, el rechazo de Durao Barroso a las propuestas del Juan Vicente Herrera evidencian que no hay proyecto, el desmantelamiento de numerosos cultivos que son la vida de cientos de familias, la masiva pérdida de ayudas al sector primario, la huida de universitarios a otras regiones más dinámicas en todos los sentidos, la escasa credibilidad de Castilla y León en el tejido empresarial español, la agonía de miles de puestos de trabajo,... y todo ello refrendado por la inoperancia diaria del Gobierno autonómico. Castilla y León se agotan y se olvidan. En el exterior de la propia comunidad se nos ignora y, por si no era suficiente, empieza a despertarse cierto sentimiento de lástima. Cuentan las malas lenguas que alguien del gobierno autonómico -no se sabe si en sueños o despierto- pareció escuchar a Juan Vicente Herrera aquella frase célebre del siempre admirado don Manuel Azaña: « Rodeado de imbéciles, gobierne usted si puede».