Paradojas

UNO DE los titulares periodísticos más utilizados dentro y fuera de Francia para encabezar la información sobre la comparecencia pública del presidente Chirac ha sido éste: «Chirac llama a asumir la diversidad». Se le veía sincero, cargado de buenas intenciones. Y, junto a determinadas propuestas que probablemente vayan en buena dirección, el presidente francés insistió en la conveniencia de sacar todas las lecciones posibles de esta crisis. En especial, la obligación de «asumir la diversidad», o sea, luchar contra la discriminación. Un mensaje paradójico que suscita una pregunta refleja: ¿acaso no era patente que había que asumir la diversidad, que realizar un constante esfuerzo integrador, antes de que las muchedumbres ahítas de marginación y falta de oportunidades, decidieran incendiar la ciudad?