AVE: diferencias sospechosas
EL ESTADO de las autonomías nos ha acostumbrado a todos a no considerar extrañas las asimetrías: los ciudadanos nos beneficiamos, o sufrimos, la competencia, o incompetencia, de las instituciones autonómicas. Pero en los grandes servicios públicos del Estado, prestados por instituciones públicas, la desigualdad es inadmisible. Tienen perfecta razón al indignarse quienes han encabezado ya unas comprensibles protestas contra las inaceptables diferencias en las tarifas del AVE: viajar de Madrid a Toledo en la línea recién inaugurada cuesta casi tres veces menos que hacerlo de Zaragoza a Calatayud o de Madrid a Guadalajara. Tales diferencias son, primero, incomprensibles y, después, sospechosas puesto que tal desparpajo en Renfe sugiere la existencia de factores extraeconómicos, es decir, políticos.