EL BALCÓN DEL PUEBLO
La opa de la discordia
LA DIPUTADA socialista Charo Velasco se reunió esta semana con el consejero delegado de Gas Natural, Rafael Villaseca. Quería saber sus intenciones sobre la central térmica de Compostilla en el caso de triunfar la opa lanzada por Gas Natural sobre Endesa. Charo Velasco, cumpliendo sus obligaciones como parlamentaria, se ha molestado en indagar en profundidad lo que no se sabe e interesa a esta provincia. Otros parlamentarios, en cambio, están desaparecidos. El consejero delegado de Gas Natural le transmitió el interés de su empresa: Quedarse con la central de Compostilla y aumentar incluso el consumo de carbón. Antes se había filtrado -y así se voceó en este balcón- que la única central que le interesaba a Gas Natural era la de As Pontes de García Rodríguez (La Coruña) y que se desprendería del resto. Parece que van cambiando de opinión. Pero como ha dicho el corregidor de Ponferrada, Carlos López Riesco, es inverosímil que puedan aumentar el consumo d e carbón leonés cuando se va a reducir la producción. Gas Natural, por lo tanto, sigue suscitando muchas dudas. Desde el principio, en la opa sobre Endesa, la empresa gasística se ha comportado con soberbia, torpeza a improvisación. El mejor ejemplo fue la primera rueda de prensa de Salvador Gabarró, en la que después de soltar chascarrillos groseros, como la preñez de la opa, ha desaparecido ante la opinión pública. Echó el polvo financiero y se ha entregado a la meditación y al silencio. Mientras tanto, se sigue librando una guerra encarnizada entre Endesa y Gas Natural, con apoyos políticos indiscutibles por ambas partes. Por eso no tiene ninguna razón el mentiroso Ángel Acebes cuando acusa al Gobierno de politizar la opa. ¿De dónde salió al estrellato de la presidencia de Endesa Manuel Pizarro? Fue designado por el ex presidente del Gobierno, José María Aznar, con los únicos méritos -o al menos los más decisivos- de ser amigo y hombre de confianza del Partido Popular. Pero según Ángel Acebes eso no es politizar la vida empresarial. Cuando Aznar colocaba a sus compañeros de pupitre al frente de las principales empresas españolas y como protectores del partido azul y de la Faes, debía hacerlo por beneficencia hacia sí mismo y hacia los suyos. El caso de la famosa opa de la discordia está completamente empantanado. Se han gastado ya cientos de litros de tinta, muchas horas de radio e innumerables intervenciones políticas. Ayer mismo hubo cruces de acero desde Sevilla y Portugal, en declaraciones de Mariano Rajoy y de Rodríguez Zapatero, respectivamente. Y lo que te ronderé, morena. Son dos empresas españolas que deberían estar compitiendo y ganando mercados en todo el mundo, en lugar de destrozarse entre sí. Para salir del embrollo y despolitizarlo por completo, la solución menos mala sería que La Caixa y Caja Madrid, que son los principales accionistas, se pongan rápidamente de acuerdo, prescindan de los «quemados» Pizarro y Gabarró y dejen de pisarse la manguera como malos bomberos. De lo contrario será una especie de carnicería empresarial y política que durará, como mínimo, hasta las próximas elecciones.