Hay lotería de Navidad

CORREN malos tiempos para los niños de San Ildefonso. Si divisas por la calle al ex alcalde de León, Paco Fernández, mejor silbar y cruzar de acera, porque te coloca una participación de lotería con la foto en el sillón y un 10% de recargo para el partido. Si topas con el señor obispo o con el abad de la sacrosanta cofradía de «bienaventurados los pobres», lo mismo, porque no te libra del diezmo ni dios. Hay también empresarios que le tienen pánico al talonario del PP, en particular los constructores de Agelco, que tal vez por eso han levantado el vuelo en Lagun Air y no pararán hasta Laguna Dalga o Laguna de Negrillos. «Todo es un charco», suele avisarles la ex consejera de Hacienda e inspectora fiscal, Isabel Carrasco. «Aterriza en el solar recién recalificado como puedas», aconsejan los servicios jurídicos que pilotan la Fele. Los de IU, CC.OO. y UGT se limitan a rifar por lo barato una cesta de Navidad en plan rebajas, pero tampoco compensa. El jamón suele ser de una gran superficie comercial, cuyo nombre no viene al caso, donde matan el cerdo por la mañana y lo dan ya curado por la tarde. Otro avance de la medicina. Y, por último, si quien te ofrece el décimo es uno de Falange, hay que procurar que se ponga cara al sol para no verte: no les toca el gordo desde hace treinta años o más. Recargos fiscales aparte, pueden pasar dos cosas: que compres un décimo del PSC y esté hipotecado por la Caixa, o que cojas el de Falange y tenga números rojos. Viene a ser igual. O peor, si hubiera fondos por un casual y toca la lotería, ¿quien va a cobrarle a Montilla?