Diario de León
Publicado por
VICENTE PUEYO
León

Creado:

Actualizado:

EN EL Congreso, los padres de las patrias se afanaban en dar los últimos retoques a la Constitución del 78 con el abnegado objetivo de que todos tuvieran cabida en el condumio final. Recuerdo que sólo quería arrancar a Xabier Arzalluz una pequeña declaración para añadirla a una especie de encuesta periodística entre los constitucionalistas. Le puse el casete en la boca y el líder vasco debió responderme a la escueta pregunta pero luego siguió hablando con un inquietante ensimismamiento mientras recorría arriba y abajo el pasillo aledaño a la sala de comisiones. Daría uno de mis brazos por recuperar aquel largo soliloquio del que sólo queda el aroma. El líder vasco miraba extrañamente al horizonte en una actitud en la que luego descubrí la esencia del nacionalismo irredento: la meta asusta en el fondo; la auténtica y suculenta coartada es el camino. No tengo las palabras pero recuerdo su sentido último: 'no nos engañemos, el consenso no es sino un paso más en la estrategia'. Ahora que el rey está de celebración y apela de nuevo a la unidad como garantía de futuro y a los politicos se les pide cordura, se me cruzó en la mente la mirada como alienada de Arzalluz. Y aquella respuesta que desembocó en monólogo sigue dejando un regusto pesimista. Y es que las nuevas generaciones, que mirarán seguramente con sano escepticismo las banderas, nos juzgarán con severidad si hoy despilfarramos nuestro mejor aval: la convicción de que seremos mejores y más fuertes si caminamos juntos. Ya es hora de que los nacionalismos ensimismados bajen de la nube y arrimen el hombro. Es una absurda falacia insistir en que estamos tan lejos.

tracking