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Publicado por
JOSÉ A. BALBOA DE PAZ
León

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TAL VEZ sólo sea una simple coincidencia la crisis de la minería del carbón y la OCM del azúcar que, según las organizaciones agrarias tendrá drásticas consecuencias en el cultivo de la remolacha. Lo cierto es que el origen de este cultivo está estrechamente relacionado con aquélla, por su abundante consumo en las fábricas de azúcar. En España las primeras fábricas de azúcar de remolacha se construyeron de forma casi simultánea en 1874 en Alcolea (Córdoba) y Cúllar-Vega (Granada). De Andalucía se extendieron, junto con el cultivo de la remolacha, por otras regiones españolas, entre ellas la Meseta, especialmente por Valladolid y León. En 1899 la Vasco-Leonesa se planteó construir una azucarera en Boñar para utilizar en ella su propio carbón, y en 1900 se creaba la sociedad anonónima La Bernesga, con 3 millones de capital, para erigir una fábrica en León ciudad, que no se levantaría hasta muchos años más tarde. A comienzos del siglo XX la competencia entre un número de fábricas muy elevado en España, muy por encima de las necesidades del consumo nacional, provocó una crisis por la que algunas tuvieron que cerrar, entre ellas la de Boñar en 1904, que sólo molturó remolacha durante tres campañas, de 1900 a 1903. Para paliar la crisis algunas compañías tuvieron que fusionarse, así en 1903 se creó la Sociedad General Azucarera (SGA), que agrupó a 57 fábricas que representaban el 90% de la capacidad de producción instalada, entre ellas la Azucarera Leonesa, que en 1903 instaló en Veguellina de Órbigo una fábrica de azúcar. A partir de los años treinta, la región del Duero adquirió cada vez mayor importancia en el cultivo de la remolacha, creando la Companía de Industrias Agrícolas (CIA) una nueva fábrica en La Bañeza en 1931, con un capital de 22 millones de pesetas. Frente a la competencia de la SGA y CIA, la SIC construyó en León la fábrica Santa Elvira en 1934. Estas tres fábricas han molturado toda la producción remolachera leonesa que, desde las 1000 hectáreas aproximadamente de producción hacia 1920, llegó a alcanzar en el año 1984 algo más de 25.500 hectáreas, siempre en una progresión constante: 6.000 hectáreas en la década de 1930, 10.000 en 1960, 17.000 en 1970 y 22.000 en 1980. La mayoría de este cultivo, casi siempre en regadío, se ha localizado en las comarcas del Páramo, Esla, Órbigo, Duerna y Cepeda; y sin duda ha sido básico en la modernización del campo leonés y en la mejora de las condiciones de vida campesina. Pero las fusiones en torno a la empresa Ebro Agrícola (luego Ebro Azucarera) de los años noventa llevaron, primero en 1992 al cierre de la fábrica Santa Elvira, y en 1998 a la de Veguellina. Hoy únicamente sigue en activo la de La Bañeza, pero sus días pueden estar contados. Con la desaparición de las fábricas descendieron las hectáreas y la producción de remolacha. Si en 1984 se habían alcanzado más de un millón de toneladas, ahora apenas supera la mitad. El acuerdo de esta semana puede ser la puntilla, pues supone un recorte de un 36% del precio de la remolacha en cuatro años (la comisaria Fischer quería una reducción del 39% en dos años), con lo que el precio actual de 48 euros/tn. se quedará en algo más de 26 euros a partir del 2010. Según las organizaciones agrarias el coste de producción está hoy en torno a los 20 euros, con lo que el beneficio no hará rentable el cultivo y muchos se acogerán a las ayudas comunitarias para abandonarlo. Villalba, portavoz del gobierno socialista en Castilla y León, está contento. En su opinión, la ministra Espinosa ha conseguido que la rebaja fuera menor de la esperada; pero los sindicatos agrarios hacen una valoración muy distinta, pues ven las consecuencias a largo plazo. Zapatero sabía hace meses lo que pretendía la comisaria y prometió su apoyo a los agricultores pero no hizo nada; se ve que tiene poca fuerza en Europa. Esta reforma hará muy difícil que el sector de la remolacha pueda mantenerse, y sin él tampoco aguantará el campo leonés.

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