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EL BALCÓN DEL PUEBLO

Contratos de altos vuelos

Publicado por
JUAN F. PÉREZ CHENCHO
León

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EL CATEDRÁTICO de Lingüística de la Universidad de León, Salvador Gutiérrez Ordóñez, futuro miembro de la Real Academia de la Lengua, cuenta la siguiente anécdota de Voltaire: «Cuando un embajador dice sí, es que quiere decir quizás; cuando un embajador dice quizás, es que quiere decir no; cuando un embajador dice no, es que no es embajador». El catedrático la recogió en su lección magistral impartida en el Aula Magna «San Isidoro» con motivo de una inauguración de curso académico. El embajador de Estados Unidos en España salió hace unos días a la palestra pública para manifestar su oposición a la venta de aviones y barcos militares a Venezuela. El Gobierno español, presidido José Luis Rodríguez Zapatero, no se dio por aludido y envió al ministro de Defensa, José Bono, a la firma de los contratos. Unos contratos de altos vuelos, por importe de dos mil millones de dólares (1.700 millones de euros), que se dice pronto, y que darán trabajo a 900 empleados durante nueve años, especialmente en los astilleros. Seguí el acto de la firma a través de televisión. Seguro que también lo siguió el embajador norteamericano en Madrid, aunque con el entrecejo fruncido.Hasta ahí el asunto debería parecer normal, aunque estábamos poco acostumbrados a competir con Estados Unidos en la venta de material militar. Lo que ha sido nuevamente el colmo del despropósito es la reacción de los dirigentes populares. Todos a una, encabezados por Ángel Acebes, y comportándose como auténticos tiralevitas ante el embajador norteamericano, dejando a un lado su disfraz de patriotas y haciendo el cipayo como su jefe José María Aznar durante los ocho años de su Gobierno. Uno de los argumentos utilizados, tanto por el embajador norteamericano como por los dirigentes del Partido Popular a la venta de material a Venezuela, eran las malas relaciones de Hugo Chávez con el presidente de Colombia, Vicente Uribe. Pues bien, el ministro de Defensa español, José Bono, voló de Caracas a Bogotá. Deseaba informar al mandatario colombiano sobre la operación rubricada con Venezuea. Y nuestro país volvió a hacer pleno en el bingo empresarial y político. Logró otro contrato de altos vuelos. Ayer mismo, José Bono firmó con el gobierno colombiano la venta de otros veinte aviones Casa. Pero pierdan cuidado: No habrá felicitación de los dirigentes populares. Cuando ocurren estas cosas, se acaban todas las manifestaciones. Queda claro con estas operaciones quién defiende realmente la independencia y los intereses españoles y quiénes utilizan únicamente el patriotismo con fines partidistas y para desgastar al Gobierno. Quizá el ministro de Defensa regrese a España de madrugada. Y en la madrugada anterior se rompió la negociación maratoniana entre el Ministerio de Agricultura y las organizaciones sindicales agrarias. Los campesinos reconocen importantes avances, pero insuficientes. Total, como estaba programado, hoy España será una tractorada. Gastarán más gasoil del que se podría comprar con el incremento ofrecido por Agricultura.