EN POCAS PALABRAS
Casi un huracán
LA TORMENTA tropical que ha golpeado a las Canarias no ha sido propiamente un huracán, pero ha estado cerca. La gran depresión ha golpeado duro a las islas, que han mostrado su fragilidad ante unas lluvias y unos vientos de intensidad verdaderamente infrecuente, pero hasta cierto punto previsible. Junto a los daños personales y de las infraestructuras de transporte, la tormenta ha afectado sobre todo al abastecimiento eléctrico; también se ha resentido la telefonía fija y, sobre todo, la móvil, víctima de la falta de electricidad. No tiene sentido abrir ahora un debate sobre si era o no previsible este fenómeno, que no tiene precedentes en al menos un siglo: lo razonable es que las fuerzas vivas canarias tomen nota de acontecido para prevenir futuras catástrofes similares.