Diario de León

DESDE LA CORTE

Crimen, reincidencia y alarma social

Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

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OTRA VEZ la actualidad cruel nos ha despertado de la actualidad onírica. Un hecho terrible, un atraco con tres asesinatos, nos hace pensar en la realidad de la calle, que aparece tan alejada de la realidad en que nos hace vivir el mundo político. Nos hace descubrir que hay problemas concretos, en este caso de seguridad, que, a la vista de los discursos del poder y la oposición, parecían no existir. Y existen. Hay un clamor del sector de la joyería que denuncia los asaltos que sufren, pero «no se estila» hablar de esas cosas. Y hay una sensibilidad popular ante la delincuencia que nadie atiende, porque otras urgencias le han quitado el puesto entre las prioridades públicas. Lo ocurrido en Castelldefels es muy doloroso. Si duelen esos accidentes de tráfico donde fallecen varios miembros de una familia, ¿cómo no va a doler que dos desalmados acaben a machetazos con un matrimonio y su hijo? Se ha dicho que es uno de los crímenes más sanguinarios que hemos conocido. Pero lo que indigna a la sociedad es el currículo delictivo de uno de los autores: está plagado de antecedentes policiales, entre los que figura un homicidio cometido en 1.989, es decir, hace 16 años. La gente, ante ese dato, no entiende cómo ese individuo puede gozar de libertad de movimientos. Y no hay respuesta fácil. La ley es la ley, con sus durezas, sus debilidades, sus redenciones de penas y su buena intención de preparar al recurso para la reinserción. Los jueces aplican esa ley, con su humana capacidad de error. Y las cárceles son un lugar donde la teoría sitúa la noble aspiración de devolver a la sociedad delincuentes arrepentidos, pero suelen devolver a ciudadanos sin más oficio que el del robo, ni voluntad de dedicarse a una ocupación digna. Visto así, hay una cadena de fallos que llevan la inquietud a la sociedad. Nada indigna más que la violación efectuada por un recluso en libertad provisional ni que el delito común cometido por un reincidente conocido. ¿Hay solución? La más elemental es la acordada para terroristas, aunque tarde: que los condenados por asesinato cumplan íntegramente sus penas. Pero la que hoy reclama la opinión es otra: que la reincidencia evidente sea castigada con mayor dureza; que un reincidente no tenga el mismo tratamiento legal que quien delinque por primera vez. Si así se hace con delitos menores, ¿por qué no se hace con los que crean alarma social? Quien ha sido detenido muchas veces; quien ha entrado y salido de la cárcel y sigue delinquiendo, cumple la previsión del principio jurídico que anuncia que «donde hay un criminal se puede cometer un crimen». Si está detectado el criminal, la obligación del legislador es evitar que el crimen se pueda cometer.

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