Diario de León

DESDE LA CORTE

Operación tranquilidad

Publicado por
FERNANDO ONEGA
León

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¿Y USTED cómo lo ha visto? Fue la pregunta que más nos hicieron ayer a los cronistas. Unos, en busca de la palabra que enterrase definitivamente a Zapatero. Otros, en busca del calificativo que les permita recuperar la confianza en el presidente. Pues no fue ni para enterrarlo ni para elevarlo a los altares. Simplemente cumplió el papel que había diseñado: transmitir tranquilidad. Hay analistas, como Bieito Rubido, que entienden así la diferencia entre Aznar y Zapatero: Aznar nos tenía cabreados; Zapatero nos tiene asustados. Si ZP conoce esa tesis, acudió a Antena 3 a intentar quitarnos el susto. ¿Lo ha conseguido? En algunos aspectos, sí. Cuanto dijo sobre la nación está en una línea constitucionalista que se echaba en falta. Cuanto dijo sobre el final del terrorismo ha sido por lo menos realista: nos espera un proceso «largo, duro y difícil». Y cuanto exhibió de intenciones sobre reformas autonómicas ha sido por lo menos ambicioso: «completar el sistema de una vez por todas». Estos tres pilares de la estabilidad nos han permitido ver a un presidente más sólido que en entrevistas anteriores, y lo debemos celebrar. Más frágil su argumentación sobre Montilla, sobre seguridad o sobre el pesimismo económico. Pensar que se debe al clima político -es decir, a las broncas de la oposición- indica que el presidente está empezando a caer en el eterno defecto de los inquilinos de La Moncloa: entender que gobiernan bien, pero hay factores externos que deterioran su magnífica acción. En coherente consecuencia, si no hay defectos de gestión, no hay por qué cambiar ministros. No está prevista ninguna crisis, aunque seríamos unos ingenuos si pensáramos que un presidente puede anunciar un cambio de gobierno desde la televisión. Eso, en los contenidos. ¿Y cómo está personalmente? Ojeroso: lleva detrás muchas noches de insomnio. Y de libro de cuidado de imagen: responde a las preguntas tal como mandan los asesores: no aceptar ninguna clave negativa, colocar como sea el mensaje que se desea transmitir y no sentirse en la obligación de responder a ninguna pregunta comprometida. Así, si le inquieren por qué no ha solicitado ver a Bush, contesta que está orgulloso de haber traído las tropas de Irak. De libro. De gabinete de imagen. Con lo cual, no se engañen ustedes con los criterios que hayan escuchado ayer en las tertulias. Quien estaba en contra, lo seguirá estando. Sus defensores habrán tomado aliento. Y a los indecisos los habrá mantenido en la duda. Estar en la duda no es mal resultado cuando las encuestas hablan de desastre y ZP acaba de inaugurar la reconquista de recuperación del bloque social que lo llevó al poder. Que esto, al final, es lo único que pretendió.

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