Unas reflexiones

MIENTRAS supongo que progresan las investigaciones sobre el accidente del helicóptero y dado que no ocurrió nada irremediable, creo que es conveniente alguna reflexión, aunque sea pseudofilosófica. La vida de Mariano Rajoy, Esperanza Aguirre y las otras cuatro personas se salvó seguramente por un par de segundos. Es asombroso saber que de un par de segundos ha dependido tanto, como es la normal continuidad de la vida nacional o una grande y duradera convulsión sobre todo en el planeta político. Por aquí iba la reflexión pseudofilosófica: la trascendencia de esos dos o tres segundos, no sé, quizás algunos más. Vemos ahí muy luminosamente la enorme relatividad de todo lo que nos rodea, vemos a Rajoy y a Esperanza Aguirre sonriendo y comentando lo sucedido, y en sus puestos de presidente del PP y de la Comunidad de Madrid, en lugar de verlos en el escenario de la muerte y del final. Otra reflexión, esta vez ético-filosófica, nos llevaría a contemplar con otra mirada la actividad de los políticos. En primer lugar a ellos mismos, que deberían interiorizar el accidente de Móstoles y cambiar el rumbo de sus ambiciones y de sus relaciones con los demás, de dentro y de fuera del partido de cada cual. Pero soy consciente de que, tal vez, eso sea mucho pedir a un colectivo de ciudadanos que mayoritariamente se mueve obedeciendo a impulsos mucho menos filosóficos de lo deseable, y en los que raramente encontramos la grandeza que tan anhelantemente buscamos. Ocurrirá, no digo que no, pero será una pena que sigan con los mismos hábitos y conductas decepcionantes.