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Publicado por
FEDERICO ABASCAL
León

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MIENTRAS EL PP paladea el éxito de su defensa en la calle de la Constitución, el PSOE mira hacia el próximo 27 como la fecha en que podría anunciar, aunque no de modo inexorable, si la tramitación parlamentaria del Estatut va a salir bien o a terminar como el rosario de la aurora. Ese día se acaba el plazo de presentación de enmiendas al texto estatutario y tanto los cuatro partidos catalanes que lo avalan como el PSOE, que trabaja obviamente a favor del Gobierno, saben que o consensuan antes sus enmiendas o en la comisión constitucional podría organizarse un guirigay. Faltan tres semanas para el día 27 y, al ritmo que se ha imprimido al reciente consenso sobre la LOE, sobraría tiempo para que a la comisión constitucional llegaran pactadas las enmiendas de todos los grupos parlamentarios, excepto el del PP, que se muestra rotundamente esquivo. Que sobre tiempo para alcanzar acuerdos no significa que vayan a alcanzarse, por lo que se observaría en los cuatro partidos catalanes redactores del proyecto de Estatut miedo al fracaso. Fracaso que vendría condicionado tanto porque el PSOE exigiera una rebaja excesiva, desde perspectiva catalana, de algunas aristas estatutarias como porque los recelos/suspicacias en el ámbito catalán impidieran un consenso cuatripartito sobre lo que al anteproyecto le sobra de inconstitucionalidad. De las cuatro fuerzas políticas valedoras de la reforma estatutaria, unas quieren negociar directamente y de modo bilateral con el PSOE, y otras, como ERC, llegar a un acuerdo previo «en casa» para, después, negociarlo en Madrid con el grupo socialista. Las negociaciones/conversaciones se han iniciado discretamente hace ya días, y aunque CiU muestra públicamente gran resistencia a que se rebaje el nivel competencial y conceptual del anteproyecto, Artur Mas y Duran Lleida saben que la supervivencia política del presidente Zapatero depende en gran medida de que el estatuto encaje totalmente en los principios constitucionales y, en el marco de la financiación, en el esquema de la solidaridad interterritorial. Mientras, el PP se alboroza por el resultado de la concentración en la madrileña Puerta del Sol, en defensa de la Constitución no precisamente amenazada, y ahora tendrá que averiguar si el desarrollo, todo un éxito, de la idea basta para justificarla. Porque la idea de defender en la calle nuestra carta magna contra el Estatut, según el catalán Piqué y todos los militantes populares, tal vez sea complementaria de la idea de defenderla en el Parlamento. Complementaria, pero no sustitutoria. El PP deberá presentar enmiendas y argumentarlas en la comisión constitucional.

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