Veintisiete años de Constitución

SE EQUIVOCÓ Javier García-Prieto adelantando el tradicional acto que conmemora el aniversario de la Constitución, precisamente cuando su propio partido la ha tomado por bandera. El presidente de la Diputación Provincial, que además este año rindió justo y merecido homenaje a Victoriano Crémer, entregándole la Medalla de Oro de la Provincia, debió mantener la fecha del 6 de diciembre, en lugar de marcharse de vacaciones. Lamento, muy de veras, tener que escribir esto de Javier García-Prieto, porque es uno de los políticos más respetados de la provincia. Es un hombre consciente de los problemas de León y busca con honestidad soluciones a esos problemas. En eso se distingue muy claramente de otros políticos que no saben hablar más que de sí mismos o de sus rivales, como si a la ciudadanía le importara algo sus cuestiones personales. Evidentemente, les importa un bledo. Pero volvamos al tema de la Constitución. En el Congreso de los Diputados se celebró ayer también el tradicional acto protocolario al que no asistieron los partidos nacionalistas. Sólo acudieron representaciones de Convergencia i Unió y de Coalición Canaria, que legislatura tras legislatura, demuestran ser los más sensatos y responsables del arco partidario que no tienen ámbito estatal. En estas semanas en que la Constitución está siendo tan sobada y resobada, con declaraciones, manifiestos y concentraciones, conviene recordar que la mejor manera de respetarla y defenderla es cumpliéndola. En primer lugar, no queriendo hacer pasar por constitucional lo que evidentemente no lo es. A ese juego son muy aficionados algunos nacionalistas, entre los que no excluyo al «honorable president» de la Generalitat, Pasqual Maragall. Sus pretensiones, además de obtusas e imposibles, sólo sirven como caldo de cultivo para sazonar la crispación. Existe otra gran responsabilidad de los partidos políticos. Han de comportarse de acuerdo con lo q ue dice la Constitución, proponiendo enmiendas a los proyectos de ley con los que un grupo no está de acuerdo, discutiéndolas según los reglamentos parlamentarios y, en suma, dentro de las reglas del juego que marca la Carta Magna. Es lo que piden los ciudadanos, en lugar de comportarse como partidos extraparlamentarios, buscando la bronca y la algarada permanente, predicando el apocalipsis y descalificando al resto de los grupos parlamentarios. Es decir, apropiándose de la Constitución, cuando su principal virtud es que tiene que ser de todos y para todos, como ha sido durante los últimos 27 años. La Constitución tiene enemigos, cómo no. Para bajar el tono festivo, ayer mismo la banda etarra colocó cinco petardos-bomba en vías de acceso-salida de Madrid. Cinco artefactos que no buscaban la desolación y la muerte. Sólo ser altavoz de la organización criminal. Algo así como un aviso: Aquí estamos y nada ha cambiado. La banda etarra calcó la estrategia del pasado año. El pasado año, tal día como ayer, también colocó cinco bombas, aunque en distintos puntos de España. Una de ellas, aquí, en León, en la cafetería Lleras 38. Las colocadas ayer no pasan de ser como un ruido fuera de sitio.