Diario de León
Publicado por
MANUEL ALCÁNTARA
León

Creado:

Actualizado:

LOS POBRES no son ya únicamente los que no se conforman con lo que no tienen. Hay un amplio registro de menesterosos que no pueden verse por las calles, ni por los alrededores suburbanos, llenos de chabolas con techos de uralita, ya que sólo comparecen en las estadísticas. Pobres que no piden limosna y por lo tanto ganan menos dinero que los mendigos profesionales. No pertenecen al vario sector de los que imploran o exigen la reconfortante caridad de los transeúntes, ya en la modalidad de pobres genuflexos, cantarines o conminativos. Son los pobres descatalogados. Para entendernos, los que se avergüenzan de serlo y afrontan su situación con eso que algunos clasifican entre las virtudes cristianas y llaman resignación. O sea, los que viven al mes con una cantidad ligeramente inferior a lo que va a costar estas próximas navidades un kilo de angulas. Un veinte por ciento de compatriotas está bajo el umbral de la pobreza relativa, que hay que distinguir de la pobreza severa. Los de este último grupo no viven: simplemente duran. Están obligados a administrarse magníficamente y en vista de su número se comprende que la tasa de ahorro familiar haya caído casi un 30 por ciento de 1995 a 2004, según el informe de la amnistiada Caixa. Nadie puede guardar parte de lo que le falta para terminar el mes. Eso sólo pueden hacerlo los que en lenguaje del economista Galbraith son los «instalados», unos en los palcos de la vida, otros en tribuna y otros en general. Somos muchos los que, sin tener nada de ricos, tenemos menos de pobres. No nos podemos quejar, más que nada para que puedan oírse los ayes de los que tienen motivo. La pobreza es una afrenta. El presidente norteamericano John F. Kennedy, que por algo fue un malogrado, decía que una sociedad que no puede ayudar a sus pobres, que son muchos, tampoco podrá salvar a sus ricos, que son aún más.

tracking