EL BALCÓN DEL PUEBLO
Dos buenas noticias
NO SON como lágrimas negras que canta El Cigala, con Bebo al piano. Sobre la capitalidad de El Bierzo llueven sentencias judiciales por despropósitos urbanísticos. Nada se mira con lupa como a un Plan General de Ordenación Urbana. Son como desmadres padres nacidos, criados y desarrollados por la corporación municipal. Ya se verá cómo acaba el desmán. Al margen de estos desguaces, la buena noticia de la semana ha sido para Ponferrada. La trajo bajo el brazo el Secretario de Estado de Universidades y Educación, Salvador Ordóñez. Comprometió su apoyo para desarrollar, en un parque científico y tecnológico, investigaciones energéticas y medioambientales destinadas fundamentalmente a la reducción de emisiones contaminantes y a la captura de CO2. De esta manera, no solamente Ponferrada consolida su vocación energética, sino que además se prefigura un salto hacia el futurto en los aspectos más vanguardistas de esa vocación. No cabe ninguna duda de que para que las cosas se consoliden y desarrollen, lo primero que hay que tener, además de ideas, es ilusión por conseguirlas. No hay nada más paralizante y ruinoso que los derrotistas y los pesimistas profesionales. A esos hemos de decirles: en Ponferrada también se mira al futuro y se trabaja por conseguirlo en comunión con el Gobierno de la nación que preside José Luis Rodríguez Zapatero, y con la incansable actividad de la diputada nacional Charo Velasco. Otros son más flojeras, aunque quizá vendan mejor su dudosa utilidad. Digo que la buena noticia de la semana, como si fuera un premio gordo de las Apuestas del Estado, cayó en El Bierzo. De increíble menor valor añadido es la que fijó su destino en León capital. Algo así como una esperanza de que «ojalá llueva café en el campo», que vocea Juan Luis Gerra. Este caribeño no podría figurar en la nómina del «Purple Weekend» que comenzó ayer en nuestra ciudad. Un festival de música inspirado en los años 60 y que ya ha alcanzado notoriedad nacional. Son numerosos los jóvenes de toda España que acuden a León durante estos días. Lo hacen en una doble vertiente: como espectadores y para participar en el festival. Tras la desafortunada interrupción que sufrió el pasado año, en éste se consolida. Lo hace iniciándose en el Musac. De esta manera se refuerza una de las caras de este poliédrico León en el que vivimos y que, a veces, resulta difícilmente abarcable. Lo único que se abarca con una sola mirada es la Catedral, según versión de Miguel de Unamuno. Una de esas caras poliédricas la representa el Musac y las últimas tendencias artísticas de hoy mismo. O quizá de mañana. Por un día se ven reforzadas por el festival «Purple Weekend», al que asisten unos jóvenes que tienen mitificados los años 60. Años que no conocieron. Los que sí los conocimos también nos resultan entrañables y míticos. Sobre todo por una razón fundamental: éramos mucho más jóvenes. Quizá entonces también soñábamos con un fin de semana color púrpura.