Fuera de juego

HAY ALGUNOS indicios preocupantes que determinan que el Gobierno que preside José Luis Rodríguez Zapatero está perdiendo su posición en el terreno de juego. y es evidente que, cuando un equipo pierde el control de la pelota y no toca balón, los nervios se apoderan de los jugadores, que pierden las referencias espaciales con las defensas contrarias. En pocos días han sucedido varias de estas situaciones. Por sólo citar alguna, se podría hacer un repaso de las últimas jornadas: en un discurso sobre la defensa de los productos catalanes y, en concreto sobre el cava, el president de la Generalitat de Cataluña terminó su intervención con unos gritos que, enlazados, resultaban sorprendentes: «Ganaremos el Estatut, ganaremos la opa -de Endesa- visca el cava». Toda la labor del ministro José Montilla para tratar de desvincularse de la opa de Gas Natural sobre Endesa se vino al piso en un solo acto. A los pocos días, con motivo de unas declaraciones durante los actos conmemorativos de la Constitución, el presidente Rodríguez Zapatero volvió a referirse a la oferta de paz que le ha hecho a la banda terrorista ETA como preludio de las bombas que esta organización terrorista explotó para organizar su caos de propaganda. ¿Es necesario y oportuno que el presidente del Gobierno siga insistiendo en cada oportunidad en sus deseos de una paz dialogada que, de momento, ETA responde con bombas, aunque no sean letales? Por último, como si no fueran suficientes los dudosos resultados de la Cumbre Euromediterránea, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, no ha asistido sorprendetemente a la reunión de sus colegas para preparar la Cumbre Europea que deberá aprobar nada menos que los Presupuestos Generales de la Unión Europea. Aducir un viaje a Ghana, dicho sea con todos los respetos, no parece que sea una excusa proporcional a la importancia de su ausencia en una reunión que sin lugar a dudas es capital para los intereses de España a medio plazo. En suma, hay algo en todos estos indicios que determinan una pérdida importante de iniciativas políticas. Y, por si faltara poco, ayer se filtró la noticia de que se está barajando incluir en el Estatuto catalán una disposición adicional para suprimir el peaje de algunas autopistas catalanas. ¿De verdad es el lugar adecuado? ¿Debiéramos reformar la Constitución para determinar qué autopistas son de peaje en el resto de España?