EN POCAS PALABRAS
Las cosas de Bono
«COSAS de Bono», dicen sus colegas de gabinete cuando el ex presidente de Castilla-La Mancha no consigue controlar su veta populista. Pero del histrionismo al ridículo no hay más que un paso, y ya es patente que las salidas de tono del ministro de Defensa están causando grave perjuicio a su propio Gobierno. Sus absurdos enfrentamientos con el ministro de Exteriores -Moratinos también tiene algo que decir, por cierto- dañan la imagen del Ejecutivo. Aquí dentro e internacionalmente. Es obvio que quien debería llamar al orden a los ministros es quien los designó pero, al margen de las consideraciones de poder, hay propensiones demagógicas que merecen el comentario acerbo de quienes consideran que la política puede y debe ejercerse de otra manera.