CRÓNICAS BERCIANAS
Contradicciones de aquí a Orense
LEÍ hace tiempo una entrevista con el entonces aspirante a canciller Schröeder, en la que éste venía a abominar de la ideología frente al pragmatismo básico, por ejemplo, de crear empleo y riqueza para todo el mundo. De hecho, cuando el paro ha rozado cotas simpar en Alemania, Schröeder ha fenecido. Pero hace mucho más que sostengo que en política todo se reduce a una simple lucha por el poder. Y hay episodios que refuerzan esa idea, sobre todo en la órbita comarcal. Las últimas semanas son testigos de las contradicciones groseras de las grandes formaciones a propósito de asuntos de interés para el Bierzo en general o para su capital. Bajo que otra tesis explicarse sino que en el PP estén ahora trinando porque el PSOE no acaba de meter la quinta marcha a la ejecución de la autovía de Ponferrada a Orense. El socialista José Giménez, claro, les ha recordado los ocho años de mando en Madrid sin que se moviera un papel para transformar la vieja Nacional 120. Aunque el tremendismo raramente da frutos a largo plazo, alguno podría pensar que se trata de otro elemento más de la ceremonia de la crispación que alientan los populares a escala nacional. Pero ese lamento se le revuelve a los socialistas autóctonos que en unas etapas más que en otras de los sucesivos mandatos del PP en Ponferrada han echado mano del pronóstico de hecatombe como única fórmula de oposición. Populares y socialistas suelen emplear idénticos discursos con un simple pero crucial matiz, si están en la oposición o en el ejecutivo. Al PP le pareció perfecta la solución Cascos para hacer llegar el tren de alta velocidad a la comarca. Ahora a los populares -después de que el PSOE abominara de aquella propuesta y no haya sido capaz de modificarla- les parece una guarrería. En cambio, los socialistas comarcanos, entre otras fuerzas, no han dado un paso al frente para conseguir que esta infraestructura ferroviaria sea realmente de primera categoría. La misma confusión se detecta en el revuelo originado por las sentencias contra la edificabilidad en La Rosaleda. Aunque en este caso la actitud de unos y otros, sino fuera por la seriedad del asunto, roza la hilaridad. El secretario local del PSOE proclama a la Federación de Asociaciones de Vecinos como la legítima gestora de una solución para compensar la falta de suelo dotacional -no sé cuántos votos habrá sumado las últimas elecciones-. Y el alcalde no aporta soluciones nítidas ni siquiera ligadas a la revisión del PGOU. Porque sospecha que sus antagonistas puede transferir información privilegiada a supuestos empresarios conniventes. ¿Pero no puede pensar acaso lo mismo el PSOE del mutismo del regidor? Para rematar, la federación vecinal sugiere recomprar parcelas y convertirlas en pasto. Como si lo fuera a pagar Riesco de su bolsillo. Y el cura Máximo ha creado una iglesia virtual. Bien está, porque habrá que encomendarse a la divinidad si como presiento en La Rosaleda hay capo, digooo gato, agazapado. No es extraño que el BNG nos quiera hacer gallegos. Aquí sí que no se sabe ni quién sube ni quién baja.