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Publicado por
CARLOS CARNICERO
León

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AHORA Arnaldo Otegi es una referencia política respetable. Quienes todavía no han creído al líder de Herri Batasuna -pasados casi dos años- que ETA no tuvo que ver con el atentado de Madrid, respetan sus criterios como los de un político del establecimiento. La excusa para tal desequilibrio institucional es cuestionar la oportunidad, conveniencia y acierto del Gobierno de mantener abierta una oferta a ETA para que abandone las armas a cambio de un dialogo político. Sencillamente esa discrepancia no necesita estar apoyada en el reconocimiento de que Otegi es un político a tener en cuenta. Hay algunas convenciones que en las democracias consolidadas son indiscutibles. La primera de ellas que la equidistancia entre la política y el mundo de terror es inaceptable. Ese argumento ha sido utilizado para condenar las actitudes políticas del PNV que, en función de las sensibilidades del entorno de ETA han construido, en numerosas ocasiones, su discurso político. Ahora todos nos debiéramos preguntar por qué esa practica tan abominada por el Partido Popular se ha constituido en el eje de su estrategia política. La respuesta es muy sencilla. El partido que dirige Mariano Rajoy ha decidido aprovechar cualquier circunstancia -incluidos los temas relacionados con el terrorismo- para desgastar al Gobierno en un momento de gran debilidad. Y eso llega al extremo de pedir la comparecencia del presidente del Gobierno para dar explicaciones de las opiniones vertidas por el líder de Herri Batasuna, lo que lleva implícito dar mayor crédito al que hasta ahora era innombrable representante de ETA que a quien legítimamente ocupa el poder del Gobierno. Quien no ve las dimensiones de esta irresponsabilidad sencillamente no comprende la esencia de las reglas de la democracia. Quien no entienda que quien está dispuesto a desgastar las instituciones del Estado para sacar provecho político es capaz de cualquier comportamiento no puede entender lo que está pasando en España. La actitud del PP sólo se puede concebir desde el pánico que le produce la posibilidad de que durante la legislatura de Rodríguez Zapatero se consolide el proceso de pacificación en el País Vasco. Si el tiempo demuestra que el PP está boicoteando esa posibilidad por temor a los beneficios políticos que le reportaría al Gobierno, la historia le pasará la cuenta. De momento, Ángel Acebes acaba de aceptar que nos ha estado mintiendo durante un año y medio. Y no es capaz de disculparse y reconocer que cuando Otegi le dijo que ETA no estaba involucrado en el atentado de Atocha debiera haberle hecho caso.