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Publicado por
FRANCISCO JAVIER PÉREZ MARCOS
León

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«QUERIDOS Hermanos: El día en que contraje matrimonio. El día que fui padre. Y el día que pujé por primera vez el Paso de Nuestra Señora de la Piedad el Viernes Santo de 1977, junto a éste que hoy nos reúne, son sin duda, para mí, las efemérides más importantes y felices de mi vida. Permitidme el tópico: «Parece que fue ayer», cuando entré a formar parte de la Junta de Seises de esta Real Cofradía, con la que tuve contacto por primera vez el 19 de marzo de 1988. Anteriormente, allá por 1972, fueron tres personas las que me hicieron partícipe de la Semana Santa Leonesa. La primera de ellas, mira tú por donde, era quien me hacía en mi niñez, los pantalones cortos, hombre alto, fuerte, de pecho henchido, barbilla en diagonal y «echao pa tras»; me parecía que era el hombre más sabio del mundo, pues entre sus peculiares alocuciones, hablaba mucho de la Semana Santa y por supuesto de Minerva, incluso siempre iba documentado, con recortes de periódico en el bolso y a la menor ocasión te los enseñaba una y mil veces. Lo sabía todo. No paró hasta que me hizo papón. El otro buen hombre era también alto y muy fuerte y quiero recordar que de aquella era Seise de la Cofradía de Angustias y Soledad. Me refiero a Jerónimo Muñoz, al cual le debo mi sueño hecho realidad, pujar por primera vez un Paso. Fue en el año 73, cuando, con 14 años, llevé en mi hombro El Prendimiento. «¡Ponte ahí y no te muevas!», me dijo. Yo, asustado y acongojado por si alguien me decía: «¡Tú, chaval ¿qué haces ahí?!», ¿os suena de algo esta frase?, así lo hice toda la procesión. De la tercera persona, sólo voy a decir que conmigo era todo bondad y comprensión, siempre me daba buenos consejos, me estoy refiriendo a Cayo Muñoz, Abad que fue de Angustias. Como anécdota basta deciros que en estos primeros años pujé con una túnica que no era mía, ni era negra, era parda, remendada y recosida, prestada por la familia Escudero de la Verdura, mi segunda familia; fue un orgullo llevar la túnica del Tío Justi. Durante todos estos años he tomado conciencia de lo que es ser Papón ¡Papón de verdad!, con mis defectos y mis virtudes. Con vuestro permiso, hermanos míos, quiero dar públicamente las gracias al hermano que me hizo partícipe de la Junta de Gobierno de la Real de Minerva, y del cual hablaba antes. Creo que muchos ya lo habéis identificado, pues como él no hay más, es único, no es otro que Vicente Canuria. Gracias hermano Vicente. No quiero, en este día de mi toma de posesión, olvidarme de las personas que fueron mis compañeros seises y que en este momento, por desgracia, no nos acompañan: Edelmiro Robles, Basilio Alonso, Isaías Álvarez Rey «Nines», Óscar Trobajo y Eugenio Álvarez. Así como a los braceros del Paso de la Piedad que no pueden estar hoy con nosotros: Curro, Tirso, Somoza y Pablo y un recuerdo para todos los demás hermanos fallecidos de esta Real Cofradía. Y quiero tener un recordatorio muy, pero que muy especial, para el que fuera hermano de esta Cofradía, y que, por encima de todo, mi amigo, mi corregidor, en definitiva mi hermano, y digo hermano con el doble sentido que conlleva esta palabra: me refiero a Luis Pastrana Jiménez, con G (como él diría). Hermano Luis, hoy, mañana y pasado, te eché, y te echaré siempre de menos. Antes hable de ser Papón; con esto naces o te haces. Mi caso es este último. Por suerte para mí, tuve al mejor maestro de todos los tiempos, pasados y futuros, que por desgracia ya hace tiempo, que no lo tenemos entre nosotros, me refiero al Papón con mayúsculas, hermano Máximo Cayón Waldaliso. Gracias Maestro. Hoy desde el cielo, espero que me bendigas. Gracias a mis braceros que, en definitiva, son los que me han tenido que sufrir mucho. Gracias también a mis compañeros de Junta, sin los cuales hoy no estaría aquí como Abad. Estos también me han sufrido. Y lo que les queda. Gracias a Julio Saurina Rivera, persona muy querida y entrañable para mí, que hoy ha querido acompañarme y que ha ejercido como mi padrino. Un beso, Julio. Y por supuesto, en este apartado de agradecimientos, una mención muy especial para el hermano que me enseñó a ser un buen Seise de Paso, no sé lo que habrá conseguido, pero si os puedo decir que he puesto todo mi empeño y algo más en servir a mi Paso de La Piedad. En definitiva, en este apartado, son mis braceros los que me tienen que juzgar. El personaje en cuestión a la cual me refiero y de la cual yo, me empapé de su buen hacer y aproveché sus buenos consejos, es el hermano Jesús López Arenas, Seise que fue del Paso del Prendimiento y Abad de nuestra Cofradía hermana de Jesús de Nazareno. Gracias Jesús. En este bienio de mandato tengo algún proyecto, cómo no, que ya iréis viendo y que irá saliendo. Pero no por mí solamente, sino por vosotros, pues sois los verdaderos valedores y artífices de esta Cofradía. Podría venir aquí y presentarme ante vosotros con mil promesas, escribiendo una carta a los Reyes Magos o a Papá Noel y quedarme satisfecho porque he dicho más de los que queréis oir, hablando por hablar y usando palabras huecas. Podría prometeros la luna, pero eso es contrario a lo que hago cada día. ¿Y qué es lo que hacemos la Junta de Seises de esta Real de Minerva? Lo mismo que vosotros: ¡trabajar! Y ese es mi primer compromiso: trabajar, no por ustedes, sino con ustedes, junto a vosotros. Creo que sé hasta dónde puede llegar vuestro nivel de exigencia. Y sé perfectamente hasta dónde puede llegar mi compromiso de trabajo. Hay que rescatar los valores propios, aquellos que han sido olvidados, y allá donde haya lagunas, rescribir las líneas que faltan. El humilde Abad que os habla debe ser consciente de lo que puede hacer y del volumen de sus compromisos y es precisamente en la línea en la que vayamos a trabajar, consecuentes solamente con los proyectos que se pueden conseguir con trabajo, con responsabilidad y con el apoyo muy importante de otras instituciones, como la Junta de Castilla y León, la Diputación Provincial, el Ayuntamiento de León, etcétera. Estamos viviendo momentos importantes dentro de la Semana Santa Leonesa. Nuestras Cofradías están haciendo su periódica apuesta por el futuro, que está en manos de la sociedad, está en manos de gente como vosotros. Y es por lo anteriormente expuesto que pido como nunca, la colaboración, bien sea con vuestro trabajo o aportando el óbolo correspondiente, de todos los aquí presentes, de los que no están y de todos mis amigos, aunque no pertenezcan a la Cofradía. Quiero desarrollar esta labor junto a vosotros y para vosotros y que todos trabajemos por y para la Cofradía. Con el apoyo de todos los hermanos y amigos, y el siempre importantísimo apoyo de mi mujer y de mi hijo, espero hacer, de esta Real Cofradía de Minerva y Veracruz, más si cabe, una Cofradía de la cual nos sintamos todos muy orgullosos. Espero estar aquí en el mes de enero de 2008, dando el relevo al próximo Abad, y agradeceros a todos el gran apoyo recibido. Y dicho esto voy terminando, porque los verdaderos protagonistas de lo que aquí acontece sois vosotros, a quienes agradezco infinitamente vuestra presencia en este acto de toma de posesión. Y para finalizar, permitidme que os vuelva a decir que hoy es un día muy feliz para mí; solamente tengo un pesar: que mi madre, ya fallecida, no esté aquí conmigo. Gracias Hermanos y que Dios nos bendiga a todos.

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