TRIBUNA
La Galicia irredenta en el Bierzo
Parece ser que el actual mapa político-administrativo, de nuestra tan artificial Comunidad Autónoma se desquebraja por los desaires estatutarios del bipartito gallego. Problemas lingüísticos aparte, lo cierto es que los lazos que unen Galicia con El Bierzo, y viceversa, son enormes. Si actualizamos nuestro vocabulario político a la vista de los acontecimientos, El Bierzo será una parte importante en los futuros procesos estatuarios de negociación sobre la nación gallega; eso sí, y según reza la propuesta de Estatuto del BNG, siendo Galicia «una comunidad autónoma que se integra en el seno del Estado español». La Galicia irredenta, del latín (in/redemptus), es la Galicia que aún está sin redimir, foránea a los actuales límites administrativos que debe conformar Galicia, en torno a los «territorios irredentos», de Castilla y León, Asturias y Portugal, pero es realmente el Bierzo parte de esa Galicia irredenta. Disposiciones aparte, primero sería necesario analizar qué es en realidad el Bierzo; y qué incidencias e importancia tendría la propuesta de Estatuto gallego para este territorio. En la actualidad, el Bierzo, sociológicamente se configura, como una de las comarcas con un mayor grado de identificación política y social de España, superando incluso, el nivel de comarcalización que existe en Cataluña; otra cosa, son sus instituciones y su autogobierno, y lo que es más importante, su financiación y su operatividad; pero, ¿son realmente eficaces y eficientes las instituciones, ya sean autonómicas o comarcales, que se integran y operan en el Bierzo? A ningún berciano, le sonroja decir que es berciano, como rasgo territorial e identitario principal (pertenezca al partido político que pertenezca; dentro de lo sopa de siglas que inunda la esfera política del Bierzo, el germen del bercianismo, se ha incrustado en todas las formaciones políticas). Otras consideraciones, son las que puedan suscitarse, en denominaciones territoriales superiores: sólo berciano, sólo leonés, berciano y leonés, berciano y castellano-leonés o berciano y gallego. La clásica pregunta del Euskobarómetro y del CIS, sobre la identidad nacional propia y compartida: «Usted se considera...» se podría aplicar perfectamente a la muestra en futuras encuestas políticas sobre el Bierzo, refiriéndonos a Galicia, León y a Castilla y León. Pero nada digo, de la identidad castellano y leonesa, un invento artificial de la transición que trata de unir regiones a las que la Junta de Castilla y León tampoco supo ni pudo unificar. Una ardua labor que es prácticamente imposible. Ya no históricamente, sino en la actualidad, ¿qué relación aparente, pude tener un berciano con un salmantino o con un burgalés? ¿Y qué vínculos, tradiciones, lengua, cultura, folclore etcétera comparte, por ejemplo, un berciano con un segoviano?; pues prácticamente ninguno. Está claro que El Bierzo es y será, lo que sus decidores políticos decidan que sea. A la hora de implementar, una determinada política pública, la capacidad de liderazgo político, es el elemento principal, y en clave berciana, serán nuevos los retos, que nuestros dirigentes tendrán que afrontar ante el Estatuto gallego. ¿Qué sucederá, en un futuro no muy lejano, cuando un número indeterminado de instituciones locales, decidan pedir su integración político-administrativa hacia los lindes de la nación gallega, y qué conflictos de competencias interautonómicas surgirán?. Ya no estamos hablando, del Condado de Treviño -anexión originaria hacia el País Vasco- sino, de municipios que decidan tramitar, e iniciar su trayectoria administrativa, dentro de Galicia, siempre y cuando, las instituciones vallisoletanas acepten su incorporación. Imaginemos, que ayuntamientos gobernados por el PSOE, deciden integrarse en Galicia; ¿cómo actuará el PSOE a nivel autonómico frente al PSOE gallego, que además forma parte del gobierno, que promulgará el Estatuto; e incluso, qué interferencias podrá haber con las instituciones estatales, recordando el origen leonés del presidente del Gobierno, y de gran parte de su ejecutivo?. Incluso, desde el Partido Popular, ¿qué sucederá con aquellos ayuntamientos, que decidan pedir su integración en Galicia?; ¿cómo reaccionarán nuestras instituciones autonómicas administradas por el Partido Popular frente a sus homólogos de las diputaciones de Orense y Lugo, donde se integrarían los nuevos ayuntamientos del Bierzo Oeste?. Ante estos supuestos, siempre pensamos en pequeños municipios limítrofes con Galicia, pero si el caso se diera, en grandes núcleos poblacionales, con peso industrial e incluso estratégico, como pueden ser: Bembibre, Camponaraya, Cacabelos, Fabero y Villafranca del Bierzo, o incluso, por qué no, la capital del Bierzo, Ponferrada; ¿qué sucedería? Está claro, que estos supuestos pueden resultar esperpénticos, pero ante la negativa, de la concesión una determinada política pública, en un Ayuntamiento, quién dice que éste, sea del signo político que sea, no puede pedir su integración en Galicia, para satisfacer sus necesidades. E incluso, cuando se apruebe este supuesto en el Estatuto gallego, podemos pensar que la petición de integración será muy limitada y que siempre estará frenada por parte de los órganos autonómicos de Castilla y León ; pero, si se produce un efecto «bola de nieve» en todas las corporaciones locales, de una determinada zona del Bierzo, pensemos por ejemplo, en el Bierzo Oeste: Vega de Valcarce, Balboa, Villafranca del Bierzo, Puente de Domingo Flórez, ¿cómo y con qué medios, tendrán legitimidad las instituciones autonómicas, a negar estas incorporaciones?. Si de algo estoy seguro, es que el proyecto estatutario del BNG se llevará a cabo, quizá con modificaciones en su articulado. Dejemos trabajar a los ingenieros estatutarios del bipartito, pero los puntos esenciales, permanecerán en su texto. Galicia, será una nación, o una comunidad nacional, o una nacionalidad o como el Estatut decida que Cataluña sea. Así como el supuesto de incorporación, de territorios irredentos administrativamente hacía Galicia, permanecerá, quizá suavizado; pero presente en el articulado. Sí, el Estatut será el precedente, en las denominaciones nacionales; tengámoslo en cuenta, para futuros procesos de reforma estatutaria en las ya extinguidas Comunidades Autónomas. El aparente consenso territorial, que fructificó tras la transición, se está resquebrajando poco a poco, quizá debido a las diferencias interautonómicas, o que el techo competencial parece no cesar; pero nuevas estructuras político-administrativas, e incluso identitarias, están apareciendo en nuestros ordenamientos, por primera vez en la Historia de España. ¿Será en un futuro España una nación de naciones? o un Estado con diversas identidades nacionales, nacionalidades, realidades nacionales etcétera. ¿Hasta cuándo perdurará el concepto de Comunidad Autónoma?. Un nuevo futuro político se avecina, no sólo a nivel estatal o autonómico sino, a nivel municipal y comarcal. Las repercusiones del Estatuto del bipartito, harán cambiar, la opinión que nuestros gobernantes autonómicos tienen del Bierzo. Estamos ante un nuevo periodo en el que el autogobierno y el impulso competencial pueden beneficiar al Bierzo de una forma directa; ya que muchos municipios, podrán decidir dónde obtener sus recursos, presionar a sus entes jerárquicos, y de una vez por todas, por primera vez en El Bierzo desde la transición, devolver esa ya olvidada expresión del «Café para todos», exigiendo en las políticas públicas que afecten a estos municipios; eficacia, eficiencia y una financiación acorde a sus necesidades, en definitiva: más autogobierno y más competencias.