Estatuto contrarreloj

NOS CONTARON hace algunas semanas que se pretendía tener listas las grandes líneas de revisión y corrección de la reforma del estatuto catalán antes de que acabara diciembre. Luego, tras observar las apreciables dificultades existentes para cumplir ese propósito, se dijo que posiblemente requeriría un mes más, esa tarea de pactar los arreglos. Sería inevitable posponer a enero el resultado de ese consenso. Pues bien, ahora se nos vuelve a los propósitos iniciales: Zapatero emplaza a CiU a cerrar el Estatuto catalán en dos semanas. Parece también bastante clara la relación de la revisión profunda del texto estatutario con la fórmula que finalmente se adoptará para la financiación de las comunidades autónomas, de todas ellas y no solamente de la catalana, en un entendimiento España-Cataluña, como inicialmente pretendían las cuatro fuerzas que pactaron en el parlamento catalán. Y en ese sentido, se entiende que Solbes apremie al tripartito y a CiU a aceptar su financiación para no perjudicar a la economía. Solbes parece que es quien más prisa muestra, con el argumento bien fácil de entender y compartir de que la incertidumbre por este debate daña la economía. Es también comprensible, a la luz de todos estos datos, que el departamento de Solbes-Mafo no haya querido ir más allá en sus todavía tibios anuncios sobre la reforma fiscal, toda vez que en alguna o en gran medida dependerá de lo que resulte, en materia de fiscalidad, ese consenso que se busca sobre la fórmula de financiación de las comunidades autonómicas. Solbes ha anticipado la disposición a compartir con ellas el 50 por ciento de la recaudación por concepto de IRPF. Solbes «cree posible ceder» ese 50% del IRPF a las autonomías. Es seguro que, a estas horas, cada Comunidad está haciendo cálculos concretos sobre lo que la novedad les aporta o deja de aportar. Y mientras tanto, la ponencia del Estatuto valenciano se cerrará el martes. Hasta ese día han aplazado las enmiendas sobre financiación, precisamente, el PP y el PSOE. Una vez que se pacte y consensúe esa fórmula de financiación de las autonomías, se podrá avanzar mucho más en la reforma fiscal, de la que el propio vicepresidente Solbes ya ha avanzado un aspecto fundamental: El Gobierno quiere un tipo único para todos los productos de ahorro. Algo que nadie duda que vendrá a suponer toda una profunda revolución fiscal en el régimen del ahorro, por cuanto quedarán en revisión las actuales ventajas de seguros y fondos de inversión. El nuevo IRPF tratará igual a todas las figuras de ahorro, de modo que la reforma alterará por completo el mapa de preferencia de inversión de los contribuyentes.