LA VELETA
Semiótica y Estatut
SÓLO queda una semana corta, por la festividad navideña, para que el proyecto estatutario de Cataluña sea consensuado entre sus proponentes -PSC, CiU, ERC e ICV- y el Gobierno central. Las negociaciones se desarrollan a un ritmo uniformemente acelerado, pues el próximo día 27, martes, se cerrará inexorablemente el plazo para la presentación de enmiendas. Se trata, pues, de llegar antes de esa fecha a los acuerdos necesarios para que las enmiendas, especialmente las del grupo socialista, se aprueben en comisión sin debates traumáticos. Los debates se están produciendo a cinco bandas, entre el Gobierno y cada uno de los partidos catalanes, excepto el PP, y acabarán cerrándose a dos, entre los cuatro partidos catalanes y el Gobierno. Un estudio semiótico revelaría que la situación ofrece signos contradictorios, pues mientras unos dejan entrever un optimismo razonable, otros se mantienen en actitudes pesimistas. Dicho de otra manera: el resultado de las negociaciones puede terminar bien o mal. Depende. Depende en cierto modo del beneficio que pudiera obtener, CiU por ejemplo, de una dramatización parlamentaria del proyecto estatutario, con tensos debates en comisión, o del perjuicio que causaría al Gobierno central y, sobre todo, al presidente Zapatero un alargamiento del problema, con el PP atizando el fuego que iluminara un supuesto desastre territorial. Tiene Zapatero la oportunidad de liberarse en cinco días de la acusación «popular» de estar favoreciendo caóticamente la disgregación del país. Un texto estatutario consensuado dentro de los límites de la Constitución produciría incluso un suspiro de alivio en la sociedad española, a la que tal vez produzca más hastío el enzarzamiento político en torno a la unidad de España que inquietud la amenaza nada perceptible a esa unidad. Y para Zapatero, el consenso estatutario supondría un balón de oxígeno ante la ofensiva de invierno que está anunciando Rajoy, porque «ante el disparate, ante el absurdo y ante la falta de atención a los verdaderos interés de los españoles, ni me voy a callar ni me puedo callar». Ayer se notaba cierto cauteloso optimismo en el secretario de Estado de Haciendo, Miguel Angel Fernández Ordóñez; cierta rigidez en ERC, cuyos portavoces rechazaban un estatuto de mínimos; altanería circunstancial en CiU, al calificar la propuesta de Solbes sobre financiación de enmienda a la totalidad, y más esperanza en el PSC, con su secretario general y ministro de Industria, Montilla, constatando acuerdos avanzados sobre muchos aspectos. La semiótica da una imagen confusa de la situación.