EL BALCÓN DEL PUEBLO
La diosa Fortuna y la gata Flora
EL BOMBO de la Lotería Nacional gira, y gira, y gira. No parará hasta bien entrada la mañana. Hoy unos pocos serán algo más ricos, incluso millonarios, y muchos algo más pobres. A la diosa Fortuna, bella y caprichosa, no se la seduce con perejiles en el pedestal de San Pancracio, ni con amuletos de pata de conejo, ajos, limosnas a San Antonio, cruce de dedos o sueños visionarios. La suerte no es fiel. Ni solidaria. No se parece en nada a los anuncios de la campaña publicitaria. El Gordo lo es porque come y cena en todos los hogares de los españoles, que pagamos con alegría su glotonería. En nuestra provincia, sin ir más lejos, la factura asciende a más de treinta y seis millones y medio de euros, esto es: casi 75 euros por barba. Si la suerte nos acompaña, que predica el anuncio publicitario, se habrá hecho realidad el milagro de la multiplicación de los panes y de los peces. En caso contrario, esa diosa casquivana, será como la gata Flora, que dicen en Argentina: cuando se la metes grita y cuando se la sacas llora. No es el caso de las «lumís» que ejercen en los clubes con bombillas rojas. Una iluminación que no tiene nada que ver con la blanca y de cristal de la Navidad. La lujuria no es compatible con los mejores deseos de paz y prosperidad. En cualquier caso, toque o no el Gordo, lo importante es la salud que programa la tele. Al que ya le tocó el Gordo --¿qué digo Gordo?, el gran campeón de Sumo-- es al asturiano Fernando Alonso, campeón del mundo de Fórmula 1. Ha fichado por la escudería MacLaren, con cuyos bólidos plateados correrá a partir del 2007. Tres años de contrato y 125 millones de euros de salario. No serán capaces de gastarlos ni él, ni toda la familia, incluidos sus futuros nietos. Fernando Alonso, Premio Príncipe de Asturias, es el propietario de la serie completa del primer premio. Y no ha necesitado la complicidad de la diosa Fortuna ni de la gata Flora. Le avalan sus excepcionales condiciones para sortear a la muerte a más de 300 hms/hora. Es un genio. Y la genalidad ya se sabe qué es: hacer fácil lo que para otros resulta imposible. Por eso admiro a los genios, sea en la disciplina que sea. El sorteo de la Lotería Nacional abre el balcón de la Navidad. Ya guiñan las guirnaldas de luz y todo invita al regalo. Y al consumo. Perfumes, móviles, juguetes, cenas, viajes, supermercados, cava, de todo. La publicidad es parte del paisaje de la modernidad. Hasta grandes empresas tienen asumido que el buen paño en el arca se apolilla. Es el caso de Endesa, que tras la Opa hostil de Gas Natural, ha lanzado una campaña masiva para convencer a los ciudadanos que «la mejor compañía para el futuro es la tuya». Supongo que en vano, porque la Comisión Nacional de Energía (CNE) ha dado el visto bueno a la Opa. El mercado energético está en plena convulsión. Que se lo digan a los directivos de Repsol, tras el aviso del líde r cocalero indígena, presidente electo de Bolivia, Evo Morales. Pero ya digo: hoy estrenamos el tiempo de la Navidad. Que la suerte nos acompañe. Y en caso contrario, salud.