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Publicado por
JOSÉ CAVERO
León

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SI SACA PECHO y trata de reencauzar el Estatuto catalán y de adecuarlo a la Constitución, malo. Si consigue que algunos grupos se sumen a la reforma de la Ley educativa, malo. Si se esfuerza en conseguir algunos fondos de la Unión Europea, malo. Si viaja a Afganistán para estar unas horas con las tropas españolas, malo también. Seguro que la única noticia que satisfaría a una porción nada despreciable de sectarios de la parte contraria sería la que Zapatero no les proporcionará: su dimisión. La crispación no cesa y la animadversión hacia el dirigente socialista incluso se agudiza, posiblemente porque ha encauzado algunos de los problemas que parecían irresolubles y, en todo caso, muy costosos para su propia imagen. La reforma del estatuto catalán avanza con dificultades, pero avanza. Y tal vez termine saliendo adelante a pesar de los pésimos augurios de quienes quisieron devolverlo al parlamento catalán porque rompía España, cambiaba el régimen, era intervensionista, insolidario y antiespañol... No sin esfuerzo de todos, el futuro Estatuto toma forma nueva y eso parece que enfada a los que presagiaron que no podría salir adelante. Algo parecido sucede con la cumbre comunitaria: era inevitable y estaba anunciado y asumido desde hace años que España perdería casi la totalidad de los cuantiosos fondos de los que España se ha venido beneficiando, logrados por un gobierno socialista. España, como todos habían supuesto, ha resultado la nación que más pierde, pero «se han salvado los muebles» y nuestro país no pasará, automáticamente, de máximo beneficiario a contribuyente neto. Y parece que también esa buena noticia ha crispado un poco más a la oposición del PP, cuyo dirigente máximo, nunca repuesto de haber sido derrotado el 14 de marzo, ha pasado directamente al insulto. Desde su prepotencia intelectual y desde su inmejorable impresión y valoración de sí mismo, Rajoy abunda en la campaña de descalificación permanente que viene efectuando contra Zapatero en cada una de las sesiones de control del Gobierno y da un paso más a su atrevimiento. Definitivamente, no termina de dar la talla, conforme advierten las sucesivas encuestas de opinión, que ponen de relieve que al Ejecutivo lo desgastan sus actuaciones y sus compromisos, a menudo delicados y comprometedores pero no por ello avanza un milímetro la consideración del líder del PP. EL problema de Rajoy posiblemente se llame Rajoy, pero tampoco hay que pasar por alto a quienes le aconsejan, le ríen las gracias y le aplauden, en su entorno: Angel Acebes, Eduardo Zaplana, Soraya Sáenz de las Heras, Ana Pastor, Esperanza Aguirre...