Diario de León

TRIBUNA

La violencia que nadie comprende

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JUVENTUDES COMUNISTAS DE LEÓN
León

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ANTE LOS ACONTECIMIENTOS acaecidos en León el pasado sábado 5 de noviembre, cuando cinco personas fueron heridas por arma blanca en una emboscada perfectamente organizada por grupos neonazis, en la cual utilizaron y exhibieron navajas, pistolas de fogueo y una carabina, y ante la información parcial y sesgada de los medios de comunicación en los días siguientes al suceso, las Juventudes Comunistas nos vemos obligadas ética y políticamente a esclarecer estos gravísimos hechos. Estas agresiones, el último eslabón de una larga cadena que nadie parece dispuesto a cortar, aunque se disfracen con el ropaje siempre discutible de la violencia o rivalidad deportiva responden clara e inequívocamente a una motivación política e ideológica: el enfrentamiento de grupos neonazis de León, reforzados con otros miembros venidos de fuera, contra grupos antifascistas venidos de Burgos. Esta hostilidad se comprende en un contexto en el que la pasividad social y política permite no sólo que los grupos neonazis armados existan y campen a sus anchas por las calles, dispuestos a amedrentar y agredir a cualquiera que se cruce en su camino, sino también que puedan a través del fútbol, amparados por subvenciones públicas y por la desidia de los representantes de la Cultural y Deportiva Leonesa, exhibir simbología nazi y racista pudiendo además captar, con la excusa del fútbol, a jóvenes ideológicamente indefensos para realizar sus actividades criminales. Bajo una apariencia totalmente ficticia el Frente Leonés ha convertido el estadio de fútbol en una plataforma pública de propaganda racista y xenófoba. Esto es gravísimo. El Frente Leonés es un grupo ultra neonazi, y es mentira que sólo van al estadio, como ellos dicen, «a animar a un equipo de fútbol». En cada partido exhiben impunemente simbología que hace apología del racismo y del genocidio, lo cual entre otras cosas es un delito. Habitualmente se ven en sus gradas cruces célticas, cruces gamadas, águilas bicéfalas y otros símbolos de supremacía blanca; y además lanzan durante los partidos consignas verbales no menos ofensivas contra la dignidad humana. Muchos de los miembros de la peña, incluidos sus cabecillas, tienen antecedentes penales por agresiones violentas contra jóvenes de esta ciudad, algunos de ellos menores de edad, y contra ciudadanos inmigrantes. A esto le llaman «salir de caza». ¿A qué esperan las autoridades públicas para actuar? ¿A qué maten a alguien? ¿Cómo es posible que en un lugar público, como un estadio de fútbol, se permita su actuación y la exhibición de este tipo de ideología? ¿Por qué las instituciones públicas permanecen en una pasividad sospechosa y no persiguen este tipo de actuaciones? ¿Ha olvidado la sociedad el germen venenoso y destructivo de odio, violencia y racismo que contiene el nazismo? Parece que sí, que todo progresa, especialmente la desmemoria y la indolencia. No se puede tolerar algo así en una sociedad que se pretende igualitaria y democrática, y que supuestamente propugna valores totalmente opuestos a los defendidos y exhibidos por este grupo. Por tanto es importante saber que esto nos afecta a todos por igual, ya que cualquiera podría ser su próximo objetivo. Ante el hecho incontestable y públicamente conocido de que llevamos más de tres años denunciando insistentemente a estos grupos organizados de extrema derecha, no es de extrañar que haya personas que, hartas de todo esto, tomen la iniciativa y decidan no permanecer pasivos ante esta injusticia, puesto que las instituciones públicas no han hecho absolutamente nada. Defenderse de estas agresiones es un derecho de legítima defensa, y por tanto rechazamos rotundamente la equiparación entre agresores neonazis y agredidos antifascistas, entre víctimas y verdugos, que pretende establecer La Comisión Nacional contra la Violencia en los Espectáculos Deportivos, porque ni esta violencia tiene causa en, ni se refiere a lo deportivo y porque además dicha apreciación de la Comisión sólo pretende ignorar las raíces de esta violencia, y criminalizar cualquier tipo de respuesta o defensa contra las agresiones neonazis. Por todo esto nos vemos obligados a exigir lo siguiente: 1º) Al Subdelegado del Gobierno en León, Francisco Álvarez, que en su momento aseveró ante los medios de comunicación que no había ningún peligro para nadie y que no existían estos grupos neonazis, y al Ayuntamiento de León, por haber permanecido al margen de estos gravísimos hechos durante estos años y por, además, financiar con dinero público los viajes deportivos a miembros del Frente Leonés, que asuman inmediatamente su responsabilidad ante los hechos acaecidos. 2º) Y a la Cultural y Deportiva Leonesa S.A.D., a su Presidente, que cumpla su promesa de hacer desaparecer a este grupo del estadio de fútbol, y que no se vuelva a permitir la entrada en ningún recinto deportivo público a los responsables de esta u otras agresiones neonazis y a los responsables de exhibir simbología racista. Que nadie se equivoque: esta violencia no es deportiva ni gratuita.

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