Diario de León

EN BLANCO

¡Peligro!: periodista

Publicado por
LUIS DEL VAL
León

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CUANDO COMENCÉ a trabajar en este extravagante oficio, envié un relato para una revista en la que se incluía la expresión «caperucita roja». El censor de la delegación de la provincia devolvió a la revista el texto con una corrección: «caperucita encarnada». La palabra «roja» le parecía al censor gravemente peligrosa por sus indudables connotaciones políticas. Con estos antecedentes debo dar las gracias a la iniciativa del ciudadano Montilla en sus intentos de restablecer la censura a través de «personas de reconocida trayectoria profesional», o sea amiguetes censores, porque a mí la censura me rejuvenece y, sin lugar a dudas, refinará el estilo de quienes escribimos. Lo que me tiene perplejo es que la reinstaurada Junta de Censura, llamada misericordiosamente en el proyecto Consejo Estatal de los Medios Audiovisuales, dependa del Ministerio de Industria. Ya sé que las licencias de emisión dependen del ministerio de Industria, pero con ese mismo argumento la Dirección General de Teatro debería depender del ministerio de la Vivienda, puesto que los teatros se encuentran siempre dentro de algún inmueble. La aversión del ciudadano Montilla a los periodistas no es nueva. A los acompañantes de la delegación que acudió a Hong Kong se les envió un escrito en el que se exigía lo siguiente: «no expresará (el acompañante) públicamente sus opiniones ni concederá entrevistas a los medios de comunicación sin el permiso previo del Jefe de la Delegación». O sea, el ciudadano Montilla. Está convencido de que los periodistas son peligrosos. Que alguien del PSOE le explique lo peligroso que puede ser un ministro.

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