Evo Morales, en Madrid

AYER llegó a Madrid, procedente de Caracas, Evo Morales, presidente electo de Bolivia con mayoría absoluta. Llegó en vuelo regular, no en avión presidencial. Se lo prestaba su admirado Fidel Castro, pero declinó la oferta. Aunque el aire de la sierra cortaba como un cuchillo en Barajas, Evo Morales lucía sólo un jersey para combatir el frío. Pelo negro, media melena, tez de aceituna y algo fondón. Un indígena por los cuatro costados, ciudadano del país más empobrecido de América del Sur, en el que España tiene muchos intereses, obligaciones y afectos. A Evo Morales le entregaron una agenda de apreturas. Se reunió con el Rey Juan Carlos, con el presidente Rodríguez Zapatero, con varios ministros y con dirigentes empresariales y sociales. No lo hizo con el líder de la Oposición, Mariano Rajoy, porque éste no quiso. Desde su partido argumentaron motivos poco ceíbles. Unos motivos que alimentan la sospecha de que, como en los tiempos de Jos é Mª Aznar, el Partido Popular se comporta como el «caniche» de George Bush. No tardando, tomen nota, dirán que Evo Morales forma parte de las amistades indeseables del Gobierno español. Zapatero será la pata número cuatro de la bancada, tras Fidel y Hugo Chávez. Callarán, eso sí, que también el indígena visitó París, Berlín, Bruselas o Pekín. No sabemos cómo cuajará la experiencia de Evo Morales en Bolivia. Lo que sí es seguro es que todas las políticas recomendadas hasta ahora desde Washington han sido un solemne fracaso para los bolivianos. En todo caso, el Gobierno español tiene la obligación y la necesidad de ayudar al pueblo boliviano a través de Evo Morales, aunque todavía no haya tomado posesión como presidente. Eso será el próximo día 22. Los intereses energéticos y empresariales de España son de largo alcance. Para los leoneses, citar a Bolivia es como acariciar una cuerda sensible. Es el país donde ejerce su trabajo humanitario, altru ista, misionero y de grandeza monseñor Nicolás Castellanos, natural de Mansilla del Páramo, Premio Príncipe de Asturias, y al que concedió recientemente el Consejo de Ministros la Medalla al Mérito en el Trabajo. Este leonés ejemplar dirige en Santa Cruz de la Sierra el Proyecto 3000, construyendo escuelas y hospitales con la Fundación Hombres Nuevos. Nicolás Castellanos cree en la educación como pilar esencial para el progreso. Escucha más que habla. Quizá hizo suya la consigna de su otro hermano muerto por sorpresa, Hermógenes, psiquiatra de profesión, quien aseguraba que «lo mejor de los psiquiatras es que escuchan». Nicolás Castellanos, obispo dimisionario de Palencia, prescindió de solideos, báculos, sillones episcopales de terciopelo y coche oficial. Y se ha entregado en cuerpo y alma a la tarea de cumplir con el Evangelio. Tengo muy claro que este paramés austero no necesita emisoras de Radio que engañen a Evo Morales. Tampoco insultadores profesionale s. Seguro que reza con toda su fuerza interior para que se cumpla el deseo: Estrechar al máximo la colaboración y los lazos entre España y Bolivia.