Diario de León

A CAMPANA TAÑIDA

Fuerte con los débiles, débil con los fuertes

Publicado por
FERNANDO DE ARVIZU
León

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LA CONSTITUCIÓN de Cádiz ordenaba que los españoles fuesen justos y benéficos y la ley antitabaco obliga a los fumadores a refugiarse en las catacumbas. Pero como no fumar nunca ha matado a nadie y fumar sí, hay que acatarla si bien cada españolito fumador hubiese querido una ley a su medida. He fumado siempre en pipa, no es ningún secreto para los que me conocen, así que el momento es muy bueno para restringir drásticamente mi consumo de tabaco aunque como a otros muchos, me costará. Por qué fuma o deja de fumar cada uno no le importa nada a la ley, estamos de acuerdo, pero a mí sí que me importan los motivos políticos de esta ley. Y cada vez veo más claro que es otra norma que, aún beneficiosa para la salud, quiere ser noticia y levantar polémica. Y las polémicas dirigidas-este gobierno es especialista en ellas- impiden que la opinión pública vuelva la mirada a cosas más importantes: la inflación, la inmigración -la última encuesta es muy preocupante- el encarecimiento de la vida, la pérdida de dinero en Europa y así sucesivamente. Al gobierno le conviene que hablemos sobre cómo se acata esta ley, si es buena o mala, dura o blanda, porque así tapa las vergüenzas de su nula gestión gubernativa y los tumbos de su orientación política, por ejemplo en el ser o en el no ser de España. Queda por ver cómo se va a llevar a ejecución la casi total prohibición que la ley impone. Las competencias sobre Sanidad están transferidas, así que la ministra -me gustaría saber si fue fumadora o no- va a largar el muerto a las Comunidades Autónomas. Es otra moda interesante inventada por el gobierno: legislo yo pero pagan los demás. Transposición a la política del viejo refrán: «de cuero ajeno, correas largas». Por otra parte, advierto una especie de saña de los gobernantes ex fumadores en imponer a la trágala el saludable hábito de no fumar. Se les escapa la envidia contenida por un vicio que se ven obligados a no practicar. La historia está llena de actitudes como esa: quienes fueron grandes juerguistas en su juventud, claman en su madurez contra las costumbres licenciosas; por no hablar de la intransigencia con los judíos por los conversos del judaísmo en el siglo XVI. En fin, a mí me parece que la decisión de fumar, no fumar o fumar menos debe venir de cada uno. No se nos debe tratar como a menores de edad: el paternalismo de esta ley es lo más ingrato, pues tiene mucho de colegio de los años 50. Está bien que no se paguen tratamientos anti-tabaco, pero a lo mejor habría que dejar de pagar algunos tratamientos también y costear otros que incomprensiblemente no se pagan. Pero ya que hablamos del cumplimiento de la ley, ¿cómo va el gobierno a hacer cumplir la ley y las sentencias que obligan a poner la bandera española en los organismos oficiales de Cataluña y del País Vasco? ¿Desplegará la misma energía que presumiblemente va a emplear en perseguir a los fumadores? Es fácil ser fuerte con éstos, perseguirles y sancionarles. Con lo de la bandera hay que ponerle el cascabel al gato, aunque también hay que hacerlo cumplir. Veremos si el gobierno es fuerte con los débil y débil con los fuertes: ¡ahí te quiero, escopeta!

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