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Publicado por
BERNARDINO CABEZAS
León

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LA SOCIEDAD, ha sido -y sigue siendo- desigual, inhumana, y más perversa, que generosa. La causa, todas las acciones tienen una causa, es que la mayoría no tiene consciencia, de la falta de consciencia, de los efectos que producen los principios rectores que predeterminan los valores necesarios para acoplarnos al sistema de producción y de consumo, y nos atan, bien atados, a la base material (ejemplo: a las hipotecas y a la limitación del salario). Los organizadores psíquicos inconscientes y los modelos socioculturales que incorporamos, a través de la domesticación educativa, a la mayoría no la deja comprender por qué estamos reducidos a objetos de uso y de consumo. Para construir la sociedad más justa (por supuesto, a los poderes fácticos les encanta el modelo de pocos ricos) es necesario que la mayoría de los ciudadanos adquieran un conocimiento completo y un conocimiento consciente. Cuándo la mayoría de las personas puedan adquirir conocimiento con consciencia, cambiarán las reglas del juego. En ese supuesto, podremos pasar de relaciones asimétricas a relaciones simétricas, es decir, a la democracia real. Adquirir conocimiento con consciencia es la condición para acercarnos al modelo social que queremos. Aún nos falta mucho para pasar del nivel de súbditos al nivel de ciudadanos de pleno derecho: las posibilidades de pasar a niveles superiores, en uno u otro momento de la vida, a la mayoría le están vetadas por su origen y la condición social que le atrapa. Este sistema social necesita, para reproducirse, que la mayoría no piense y esté disponible para ser distribuida a la medida de los intereses (los sobrantes: al paro, a la mendicidad, a la delincuencia o a la jubilación o a las listas de espera). Tenemos más de dos millones de parados y, desde las instancias empresariales y políticas, nos dicen que necesitamos emigrantes para trabajar. O sea, gente disponible. Desde todas partes surgen voces de disconformidad sobre lo que nos hacen, pero nos falta consciencia colectiva para unir las voces y convertirlas en poder neutral, para poner las reglas de medir, a medir equitativamente. Un ejemplo claro de que nos falta consciencia: tenemos las depuradoras paradas y los ríos contaminados y respiramos, la mayor parte del año, aire con niveles de contaminación que perjudican la salud. De los 12 casos graves de contaminación detectados por la CE en España, cuatro corresponden a León. Sí los ciudadanos tuviéramos consciencia de que la mayoría de las enfermedades son producidas por la contaminación, al informarnos, exigiríamos responsabilidades a los que no cumplen.

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