Diario de León
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CARLOS CARNICERO
León

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ES MUCHO peor la interpretación que ha hecho el PP de la insubordinación del Teniente General José Mena que el acto en sí mismo. El partido de la oposición ha indicado, en un comunicado, que veía «inevitables» ese tipo de manifestaciones de mandos militares como «reflejo de la situación que estamos viviendo», en alusión al proceso de elaboración del Estatuto de Cataluña. Las manifestaciones del Teniente General Mena son de una gravedad extrema, no sólo por lo que significan de insubordinación de un militar con respecto al poder civil, sino porque son la primera manifestación de desacato que se produce en el Ejército español después de muchos años de que hubiera desaparecido la sombra del golpismo militar, que ha sido una constante en los doscientos último s años de nuestra historia previa a la instauración de la democracia. La reacción del Jefe de Estado Mayor de la Defensa, Félix Sanz Roldán, al pedir el cese del militar insubordinado, ha sido impecable, como lo ha sido, también, la del ministro de Defensa, José Bono, al ordenar su arresto domiciliario. En contraste con esta clara línea de defensa del orden constitucional y de la subordinación del Ejército al poder civil, las manifestaciones hechas por el Partido Popular son una demostración más de que la actual dirección de este partido está lejos de los cánones mínimos exigibles a una organización política responsable, que ha demostrado ya, en reiteradas ocasiones, que no va a desperdiciar ninguna ocasión de erosionar al Gobierno. Buscar explicación en la rebeldía del militar cesado es una conducta que engarza con los antecedentes históricos que ha tenido la derecha política, de comprensión hacia la irrupción de iniciativas militares, cuando se consideraba que las instituciones de gobierno habían perdido el control de la situación política. En otra época, con un escenario de falta de control del establecimiento militar, la perspectiva del PP hubiera sido considerada de connivencia con el intervencionismo castrense. Hay demasiados síntomas de desesperación en la derecha española que indican que no están dispuestos a respetar los plazos de gobierno legitimados en nuestro ordenamiento constitucional y que no se acomodan a la realidad de que las mayorías parlamentarias gobiernan, Las Cortes legislan y controlan al Ejecutivo y los tribunales garantizan el cumplimiento de la ley. Quien en tiende que hay motivo para manifestaciones militares como las que se han producido, está en la antesala de la comprensión del golpismo.

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