El escaño provincial

EL ALCALDE de Benuza, Rafael Blanco le ha pedido a su colega de oficio y partido Constantino Valle, primera autoridad municipal de Sobrado, amenazando incluso con la vía judicial y mostrando documentación al efecto, que le devuelva el rosario de su madre; es decir: el escaño de diputado provincial cuyo uso y disfrute, según versión del cabreirés, habían quedado de repartirse a medias en 2003. Dos años para mi, dos años para ti, que es un método ejemplar y nada novedoso de democratización de los cargos públicos, esperamos que con posibilidades de hacerse extensible en el futuro al resto de los ciudadanos. A todo esto, el regidor de Sobrado ha contestado haciéndose el loco y señalando sutilmente que la reclamación puede nacer de un exceso en el consumo alcohólico de su amado compañero de filas, disculpable dadas las fechas, sugerencia que no ha gustado nada a Rafael Blanco, abstemio en sus costumbres según propia declaración. En el asunto quedan claras varias evidencias. La primera, que uno de los dos alcaldes involucrados en la polémica tiene razón. La segunda que, pese a ello, el caso es de los que provocan vergüenza ajena y dejan a la clase política con el culo un poco más al aire de la desconfianza ciudadana. La tercera es que, aunque uno personalmente no le encuentre ningún encanto, eso de ser diputado provincial debe tener su aquel a juzgar por el navajeo. Una vez difundido el ridículo, tal vez el caso requiera una solución salomónica en la que ambos renuncien al cargo, corra el escalafón y un tercero aproveche los meses de gloria que le quedan al puesto.