Diario de León

CRÓNICAS BERCIANAS

«Un mañana incierto»

Ponferrada

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UN CANTANTE endeudado por las apuestas, un ex presidiario profundamente racista y un ex policía corrupto se unen para atracar un banco de Nueva York y el resultado es Odds agaisnt tomorrow ; una película dirigida por el versátil Robert Wise que no tiene título en español porque nunca llegó a estrenarse en los cines de este país, a pesar de ser una obra maestra del cine negro, y que podría traducirse como «Un mañana incierto». Odds against tomorrow se proyecta estos días por primera vez en la gran pantalla para el público español dentro del ciclo que la Filmoteca de Caja España dedica al director que alcanzó la fama y el éxito con títulos como West Side Story o Sonrisas y Lágrimas. Su pase por el auditorio de la caja en Ponferrada, programado para el próximo jueves, llegará en la misma semana en la que el equipo de gobierno municipal comenzará a explicar a los ponferradinos el borrador del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU); una ronda de contactos que no pretende otra cosa que despejar incertidumbres sobre el desarrollo urbanístico de la ciudad. El alcalde ya ha adelantado en rueda de prensa las líneas generales de lo que será el planeamiento de la Ponferrada del siglo XXI, pero ha aplazado la explicación en detalle de la solución que adoptará el nuevo PGOU para resolver el problema urbanístico creado por la falta de equipamientos en La Rosaleda. Así que al día de hoy, el mañana del ambicioso proyecto de expasión urbana de Ponferrada -en terrenos adquiridos precisamente a Caja España- aún sigue siendo tan incierto como el futuro de los tres protagonistas de la película de Robert Wise. El alcalde despidió el año asegurando que el PGOU no sería el plan de los promotores inmobiliarios, y lejos de despejar todas las dudas, la decisión de aplazar la respuesta a un asunto tan sensible como el de La Rosaleda, que afecta a los ahorros de cientos de compradores de viviendas tanto como al bosillo de los promotores, puede añadir un punto más de incertidumbre. Y es que si se ha encontrado una solución al entuerto, resulta difícil de entender que no se explique en detalle cuanto antes, aunque el equipo de gobierno de Carlos López Riesco pretenda evitar con ello que las sentencias desfavorables al diseño del barrio vuelvan a ser el centro del debate político y roben titulares a cuestiones que a la larga consideran más importantes: las 21.000 nuevas viviendas que se pondrá edificar, -entre ellas 3.100 de carácter social, largamente reclamadas desde la oposición- la ampliación del suelo urbano hasta los 23 millones de metros cuadrados, o el uso residencial de los bajo cubiertas -también reivindicado desde los colectivos profesionales- y la construcción de viviendas unifamiliares en parcelas más pequeñas. Por lo demás, es de desear que el debate sobre el PGOU y sobre el desarrollo de La Rosaleda, por muy distantes que sean las posturas, no degenere en altercados verbales como el que protagonizaron recientemente el alcalde y el portavoz de la oposición en el salón de plenos. Las coreografías entre los sharks y los jets en el West Side, que no salgan de las películas.

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