Rodríguez Ibarra

TRAS cenar con Zapatero en Moncloa junto a los líderes socialistas de las restantes comuisdades Rodríguez Ibarra, en su siempre ingrato papel de elefante en una cacharrería, se prodigó ayer en declaraciones sobre el Estatuto catalán. Un mínimo de inteligencia política -ya se sabe que el presidente extremeño tiene sobre todo vísceras- haría recomendable en esta hora una cierta discreción para no frustrar unas negociaciones finales que son evidentemente delicadas y que deben concluir sin vencedores ni vencidos. Por eso no es fácil entender qué es lo que busca, si es que busca algo concreto, el polémico Ibarra. En cualquier caso, el proceso final va a producirse en medio de la previsible agitación mediática provocada por quienes creen que su principal misión en política es hacer ruido.