Diario de León
Publicado por
PANCHO PURROY
León

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CADA VEZ HAY más crédulos en confabulaciones, creencia en lo irracional que arrasa en las sociedades mediáticas como la nuestra. Avanza una locura que escapa de la realidad proponiendo conjuras, una teoría del complot que menosprecia los efectos del azar, la herencia histórica y también las imperfecciones humanas. Uno se sus protagonistas es el escritor Dan Brown, listillo que rompe tiradas con sus obras El Código Da Vinci y Ángeles y Demonios. Su trola más renombrada son los Illuminati, círculo de pensadores italianos que constituyeron en Roma, a principios del siglo XVI, un círculo de iniciados para el avance de las ciencias y cuyo jefe era Galileo, el matemático toscano partidario de la teoría copernicana del movimiento de la tierra, obligado a abjurar de sus herejías por la Inquisición. Perseguidos sin piedad por el Vaticano, y muchos de ellos quemados en la hoguera, abrazaron la clandestinidad y se mezclaron con otros místicos, alquimistas y ocultistas hasta integrar una secta anticristiana. Siguiendo con la fábula, los Illuminati fueron adoptados por otra sociedad oculta, una hermandad bávara de picapedreros llamada masonería, círculo con el que se han extendido por el mundo. Aprovechándose de que George Washington y Benjamín Franklin eran masonazos, han encontrado poco a poco en la banca, la universidad y la industria los fondos necesarios para financiar su gran idea: la fundación del estado mundial único, denominado Nuevo Orden, también conocido como Doctrina Luciferina, ya que, como bien es sabido, el temible demonio Lucifer, en latín, significa el portador de la luz. Para mayor demostración de su poder tiránico, el legendario diamante de los Illuminati, aparece nada menos que adornando el billete de un dólar, eso sí, algo camuflado de pirámide. Con estos antecedentes, no parece raro que el ególatra presidente José María Aznar contase que las bombas de los trenes de Madrid procedían de ETA. Se ve que lee los complot de Dan Brown.

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