La crisis de la ONU

LOS FRECUENTES silencios informativos sobre la Organización de Naciones Unidas (ONU) no quieren decir que todo vaya bien. Por el contrario, con un presupuesto prorrogado sólo por seis meses y una relevancia internacional cada vez más diluida, la ONU afronta un futuro plagado de incertidumbre. Nadie quiere su final, pero tampoco la defienden debidamente quienes deberían hacerlo y que son, sobre todo, las potencias que aspiran a jugar en primera división en un mundo multipolar. No basta con echarle la culpa a Estados Unidos. Es la única superpotencia y no se va a desvivir por impulsar una concepción multilateral que obraría en menoscabo de su condición imperial. La ONU está en crisis, cierto, y la culpa la tienen todos los que, incapaces de concebir un mundo sin ella, no hacen nada por vigorizarla y fortalecerla. Y en este punto es culpable Estados Unidos, sin duda, pero también lo es China, que no quiere ni oir hablar de una Comisión de Derechos Humanos, ni Rusia, cuya democracia adelgaza a pasos de gigante. Y lo es Venezuela, que regionaliza su versión bolivariana de la América hispano-lusohablante, a espaldas de la propia ONU. Porque no es lógico que se defienda un mundo multilateral y luego se racaneen unos presupuestos que no son (ni deben ser) sólo cosa de Estados Unidos. Por el contrario, frente al unilateralismo estadounidense, debería alzarse la energía política de la Unión Europea, que constituye, por sus cifras, un polo capaz de reequilibrar la situación. Francia es lo que es gracias a la existencia de la ONU, y lo sabe. Y Rusia y China tampoco serían lo que son si no estuviesen en el Consejo de Seguridad y careciesen del derecho de veto. Si se quiere un mundo multipolar, más allá de la retórica, hay que impulsar una ONU eficiente y resolutiva. Sólo así Estados Unidos encontrará serios contrapesos a sus políticas de dominación. ¿O preferimos esperar a que se canse de ejercer su propio hiperliderazgo? Si es así, debemos prepararnos, porque la ONU vivirá en una permanente agonía. Y el mundo multipolar seguirá siendo una hermosa utopía.