AL TRASLUZ
Triste victoria
LO MALO no es que 500 cajas con documentos hayan salido del Archivo de Salamanca, pues era una reivindicación sujeta a distintas interpretaciones, cada una de ellas con su parte de razón, sino la cada vez más extendida sospecha de que aquí en este país nuestro, que algunos pretenden redefinir, los únicos que se salen siempre con la suya son los nacionalistas. Para no sentirse españoles, mandan demasiado e imponen los grandes ritmos de la política. Ya no se trata de una mera discrepancia entre derechas e izquierdas, sino entre sentirse o no dentro de un proyecto común. Personalmente, no tengo duda alguna sobre el compromiso del PSOE con España, de su patriotismo, forjado tanto dentro de nuestras fronteras como en el exilio, pero alguien en este partido tiene que empezar a reconocer que Maragall ha resultado nefasto, un peligroso Titanic. Los papeles de Salamanca seguirán pudiendo ser consultados por los estudiosos, pero lo verdaderamente preocupante es que se ha tratado de un pulso al Estado, y que lo ha ganado quien no debía. La Junta de Castilla y León ha hecho todo cuanto ha podido por retenerlos en nuestra comunidad, dentro de los márgenes que le permitía le ley; no ha podido hacer más. No es una tragedia que esos documentos pasen a estar en otro archivo, sí lo es, en cambio, que quienes no se sienten españoles se salgan con la suya. Triste victoria, que nada tiene que ver con la guerra civil ni con la archivística, y sí con otra soberbia muestra más de poder nacionalista. Triste victoria, que quizá pronostica otras nuevas aún por llegar.